18. Suffocated

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Jade's Pov


Salgo del cuarto con el alma en un hilo. La chica que se robó mi corazón está lejos de mi. Y si quiero recuperarla, debo enfrentar a quien ahora se hace llamar Louise.

Abro la puerta de mi oficina. Por unos segundos ignoro la presencia de James, hasta que habla.

- ¿Está todo bien? - me siento en mi silla y recargo mi frente en el cristal de mi escritorio.

- Desearía poder decir que si...

- Suena muy mal...

- Y es peor de lo que imaginas.

-¿Qué sucedió? - pregunta mientras yo me recargo en el respaldo de la silla.

- Qué el estudio llegó justo a tiempo.

- Vaya... Entonces ya no era la misma persona - concluye.

- Para nada, esta chica me parece hasta peligrosa para ella misma, aunque debo de admitir que esa actitud puede ser de ayuda... ¿Crees que debo creerle?

- Depende de lo que te dijo.

- Dice que viene a decirme todo lo que Perrie no quiere: "La dejé en donde no causará más problemas. Ella es débil y asustadiza, y me temo que esas actitudes no son las mejores ahora."

- Uff, - exclama - y por eso no soy psiquiatra. Suena escalofriante, pero dime ¿cómo es posible que una persona desarrolle distintas personalidades?

- Pues hay muchas causas... Traumas, fantasías... En el caso de ella creo que formó esa otra persona en su mente para surgir en momentos de crisis, una versión de ella que quiere ser, pero que le da miedo mostrar diariamente, una chica que se reprende e, incluso, culpa a si misma por lo que le ocurre y vive.

- ¿Y qué pudo detonar ese cambio? - pregunta curioso.

- Honestamente, no lo sé, pero espero que cumpla lo que dijo.

- Bueno, no fue una noche mala, Jade.

Caminamos hacia la puerta de mi departamento y él intenta hacerme sentir bien.

- Vamos, Jamie, ambos sabemos que lo arruiné teniendo que ir al hospital.

- No me ha molestado, en verdad. Hacia mucho que tenía ganas de verte en acción - dice sonriendo.

- ¿Y eso por qué?

- Porque te admiro. Eres la única persona que conozco qué se entrega completamente a todo lo que hace. Sea lo que sea, lo disfrutas. Yo quisiera ser así.

- Eso... eso es muy lindo de tu parte, te lo agradezco.

- No es nada, y bueno, espero que volvamos a salir pronto.

- Así será - le respondo sonriendo. Me acerco a la puerta de mi pieza y abro.

- Entonces, te llamo pronto - se acerca a mi y temo que haga algo que me lleve a explotar, pero todo lo que hace es besar mi frente y agregar: - Que tengas buena noche, Jade.

El fin de semana corrió con lentitud y mis ansias crecieron con facilidad. Hoy, la semana inicia de nuevo y no veo la hora para llegar al hospital.

Si quiero recuperar a Perrie, debo prepararme para tratar con Louise.

Estuve leyendo sobre pacientes agresivos y explosivos, y lo que todos recomiendan es mantener una actitud neutral, centrada, segura y fuerte.

Simplemente debo comportarme al contrario de como lo estaba haciendo. Tengo que meterme en la cabeza que esa no es mi chica.

El semáforo cambia a verde y piso el acelerador. Un par de cuadras adelante, giro a la izquierda y avanzo hasta el fondo de la calle.

Pintorescas casas con cuidados y verdes jardines adornan la avenida. Para ser el lugar que creo, luce muy luminoso y alegre.

Aparco hasta el final de la calle y me dispongo a bajar del auto. Cierro con llave y comienzo a caminar hacia el porche de la casa blanca. Toco el timbre y espero con un poco de impaciencia.

En cuanto la puerta se abre siento las piernas flaquear. La amable mujer sonríe al verme.

- Usted debe ser la doctora Thirlwall - estrecho su mano y asiento.

- Es un placer conocerla señora Linn.

- Lo es todo mio, pero pasa, querida.

Me conduce al interior de su casa y observo las paredes, los muebles y la pintoresca estética del lugar. Pasamos a su sala de estar y me hacer sentarme.

- Tiene un lugar muy lindo - le comunico.

- Gracias, ha sido todo un reto cuidar este lugar y adaptarlo.

- ¿Tan mal estaba? - asiente.

- Bueno, supongo que estarás aquí por respuestas y no por una charla de decoración, así que dime lo que necesitas saber.

Se sienta a mi lado y se acomoda para verme y prestarme toda su atención.

- Bueno, se que usted vivió al lado desde hace muchos años, así que supuse que usted tal vez podría hablarme sobre la familia Edwards.

- Claro, claro, supongo que quieres saber, como muchos, sobre la tía de la pequeña Perrie. Debes saber que era una mujer muy buena, solidaria, la mejor de las vecinas de aquí. Ella vivió su ultimo año en esta casa. Quiso quedarse con Perrie y Caitlin después de la muerte de Debbie. Durante ese año se encargó como nadie de ellas, Perrie se veía cada vez más activa y prometía un gran futuro. Calificó ese año para la Olimpiada de Matemáticas, desafortunadamente llegó ese trágico día.

>> Las niñas se habían ido a la escuela y yo me había pasado por aquí a saludar a Joanna. Me contó que su hermano, Alexander, había estado bebiendo desde unos días atrás. Me dijo que estaba angustiada por que se había vuelto la noche anterior contra Perrie, por suerte solo se torció un tobillo en la huida. Joanna se encargó de tranquilizar la situación, ayudó a Pezzie a vendarse el tobillo y la mandó a la cama. Al menos eso fue lo que me contó.

>> Después de tomar un café a su lado, yo volví a casa. Para la tarde se le vino el mundo encima a las chicas. Perrie llegaba a casa antes que su hermana y encontró a su tía ya sin vida en la casa. Durante el levantamiento del cuerpo la escuche hablando sola, estoy segura de que la oí decir que su padre estaba ahí con el cuerpo, totalmente ebrio por supuesto. No me parece que haya sido una casualidad esa muerte. Yo estoy totalmente convencida de que Alexander tuvo culpa. Y si te ayuda, querida, el día del funeral observé marcas al rededor de su cuello, siempre he creído que fue asfixiada.

𝑆𝑡𝑜𝑟𝑚 - 𝐽𝑒𝑟𝑟𝑖𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora