29. Your Turn

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Perrie's Pov


- Oye, Lee, ¿no deberías estar con tu familia? – pregunto cuando recuerdo la razón de su presencia.

- Debería, si, eso creo. ¿Me acompañarías?

- Ah, yo no... - balbuceo.

- Anda, estoy segura de que a mamá le agradará verte.

Me rindo ante sus ojos suplicantes y la sigo por el hospital. Me lleva por las escaleras al piso de abajo, justo donde estará Jade. Llegamos a un cuarto pequeño del hospital, en que Leigh nos hace entrar. Su madre y su abuela están allí. Ambas mujeres me miran sorprendidas, su madre se para del sofá y me sonríe con nostalgia.

- Perrie, preciosa – me abraza con cariño y yo le respondo el mismo. Un hogar que había perdido vuelve a mí.

- Hola, señora Pinnock – saludo sonriendo.

- ¿Qué haces aquí? Creí que estabas en un hospital. – interroga revisándome de pies a cabeza.

- ¿Cómo sabe sobre eso? – le pregunto sorprendida.

- Todo estuvo en el periódico la semana en la que te encontraron.

- ¿Y no me dijiste nada de lo que le ocurría a mi mejor amiga? – reclama Leigh – Anne.

- No lo creí prudente, ya tenía suficientes ojos sobre ella. – me sigue sonriendo a pesar de que su marido acaba de morir lo cual, me indica que ese coraje que la caracteriza sigue intacto.

- Creo que podemos dejar eso para después, - les digo a ambas – señora, solo quería venir a ver cómo estaba, Lee me lo dijo.

- Ay, pequeña, tan dulce cómo siempre. Eso te hace tan buena... Todos estamos bien, sabíamos que esto solo necesitaba unos pocos días, él mismo nos lo dijo.

- Me habría gustado poder despedirme. – le digo cabizbaja.

- Siempre te tuvo presente, Pezz, eras una hija más para él. Estoy segura de que rezaba por ti todos los días.

- Gracias. - la abrazo de nuevo sintiéndome bien recibida y protegida.

- No hay nada que agradecer, oye Lee, ¿no habías dicho algo sobre un regalo para Perrie?

- ¡Oh, sí! – se adentra un poco más en el cuarto y busca en uno de los costados del sofá. Trae en sus manos una caja de regalo un poco grande y pesada. – Te traje esto con la esperanza de encontrarte en tu casa.

Me ofrece el paquete y lo tomo algo confundida.

- ¿Cómo es que traes un regalo a un hospital?

- Llegue esta tarde y vine directo.

- Comprendo, – le sonrío – y te agradezco mucho el gesto.

- Ha sido un placer, más elegirlo – dice emocionada – Anda, Pezz, ¡revísalo!

Me hace sentarme en el sofá y abro la caja con emoción. Lee me ha elegido un lindo conjunto con unos hermosos zapatos, justo mi estilo y talla, también justo lo que necesito para dejar de parecer una loca.

- Es muy lindo, Leigh, en serio, mil gracias – reviso la ropa con cuidado, como si fuera a romperse en mis manos.

- Entonces ve a cambiarte ahí entro – me ordena señalando una puerta en la esquina.

- Está bien. – le respondo poniéndome de pie. Me acompaña a la puerta y entro al baño.

- Hey, toma esto – dice ofreciéndome un estuche – supongo que ese habito te hará bien.

Lo tomo de sus manos y ella cierra la puerta después de lanzarme un beso al aire. Abro el estuche y encuentro la infinidad de cosméticos que solo Lee y yo podríamos haber conseguido. Suspiro emocionada y comienzo a cambiar mi fachada de chica herida.


Abro la puerta del baño y me encuentro sola ahí dentro. Seguramente han ido a recibir al padre de Leigh. Salgo del cuarto después de dejar el estuche de Lee en el sofá. Fuera están las tres hablando con un médico.

- Necesito que alguien vaya a firmar el documento, también el cuerpo será enviado directo a la funeraria.

- Está bien, iré yo a firmar, se lo agradezco, doctor. – dice la madre de Leigh, el doctor se marcha y Lee sonríe al verme.

- Te vez muy bien, cariño – dice Lee abrazándome – te sienta muy bien ese cambio, incluso diría que tu mirada es otra.

- Tiene razón – le sigue su madre.

- Gracias – les digo apenada y halagada.

- ¿Cuándo fue que crecieron? – dice la abuela de Leigh – Anne.

- Eso mismo me pregunto, madre. Bueno, iré a la recepción a firmar. Te veo mañana, Perrie, hay mucho por hacer.

- Comprendo, señora, vaya con cuidado.

Me abraza y besa la mejilla. Se va con la abuela y Lee espera conmigo.

- Supongo que iras a ver qué pasa con chica. Yo tengo que vaciar el cuarto, sube y avísame de cualquier cosa.

- Está bien, recuerda que no tengo móvil – se ríe.

- Eso sospechábamos – me tiende una caja blanca – Mi madre quiere mantenerse en contacto. No le dije nada sobre tu huida pero, mientras te encuentran puedes tenernos cerca.

- ¿Cómo hicieron para conseguir un celular en tan poco tiempo? – pregunto sorprendida.

- Magia. Ahora, largo, te buscaré para saber qué ocurrió y ver si puedes ir al funeral.

- Me parece bien, adiós. – nos separamos en el final del pasillo y subo las escaleras con la caja en las manos.

Camino más segura que antes y con una sonrisa en el rostro. Me acerco al lugar en donde encontré a Jesy y la veo ahí. Sorprendida me mira acercarme.

- Joder, Perrie, el hospital no te hace ningún bien, no dejan que te veas tan hermosa como eres – me sonrojo de nuevo – Anda, vamos a ver a Jade.

- ¿Verla? ¿Cómo?

- Ya la trasladaron, solo estaba esperándote. – me hace caminar de regreso y vamos en silencio hasta llegar a las escaleras – Sé que tienes muchas ganas de verla, ya lo arreglé, sus padres ya pasaron, ahora es tú turno.

𝑆𝑡𝑜𝑟𝑚 - 𝐽𝑒𝑟𝑟𝑖𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora