Capítulo Diez

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Narra Agustín:

-¿Señor Casanova? -Dijo él-

-Si. Tom, ¿Cierto? -Pregunté-

-Asi es señor

-¿Milagros viene contigo? -Dije con una sonrisa de esperanza en mi rostro-

-No, yo... ya no trabajo más para la familia Beoriegui

-Pero... Milagros te adora, eres su mejor amigo según me contó

-Así era, pero hubo algunos problemas con la señora y me despidieron

-Oh, pues lo siento -Dije-

-No importa. La que me preocupa es la señorita, se quedo muy mal cuando salí de ahí -Dijo preocupado-

-¿Le pasó algo? -Pregunté inmediatamente-

-No, bueno, además de los problemas con su madre, nada de que preocuparse

-¿Cree que pueda verla?

-No creo que sea lo mas conveniente por ahora -Respondió- Intentaré hablar con ella esta noche, le prometí que no la dejaría sola aunque ya no trabajara más para la familia

-Esta bien, pero cualquier cosa, avíseme por favor

-Así lo haré señor

Me despedí de Tom y seguí mi camino, después de encontrar lo que buscaba, volví a casa.

...

-Yo no los llamé -Decía el señor Beoriegui a los guardias-

-Pero, la señorita dijo que nos necesitaba

-¿Que? ¿Mi hija?

-Así es, señor

En ese momento el señor Beoriegui se dirigió a la habitación de su hija buscando una explicación.

-Milagros, abre la puerta -Decía mientras la golpeaba esperando respuesta alguna -Milagros ¡Abre ya! -Pero seguía sin conseguir respuesta-

Después de insistir por unos minutos, decidió entrar y se encontró con la habitación vacía de su hija. Comenzó a revisar sus cosas, todo estaba en orden, pero no ella. Comenzando a preocuparse, el señor Beoriegui se dirigió a su habitación donde se encontraba su esposa.

-¿Milagros esta contigo? -Dijo entrando-

-No, esta en su habitación -Respondió su esposa-

-No, por favor -Dijo el hombre con preocupación en su voz y rostro-

-¿Qué sucede? -Preguntaba su esposa al notar el rostro angustiado del hombre-

-¡Milagros se fue!

-¿!QUÉ!? ¡NO! Mi hija no puede estar fuera de casa y mucho menos sola, sabes lo peligroso que puede ser eso ¡No! Por favor, ¡No! -Decía la mujer en llanto-

-¿Nos mando a llamar señor? -Dijeron algunos hombres de seguridad al llegar frente a ellos-

-Si, mi hija desapareció, quiero que la busquen ¡Ahora! Avisen a todos mis hombres, quiero a mi hija de nuevo en casa sana y salva ¡Búsquenla donde sea! Pero tráiganla ¡Vamos, a trabajar! -Ordenó el hombre-

-Por supuesto, señor -Respondieron los hombres antes de salir a hacer su trabajo-

-Tranquila querida, la vamos a encontrar, te lo prometo -Decía el hombre consolando a su esposa-

...

La noche había llegado. Tom se dirigía a la Mansión Beoriegui a tratar de encontrarse contigo, pero en vez de eso se encontró con todos los hombres de tu padre partiendo en camionetas por toda la ciudad. Logró ver a Martha entre tantas personas y se acercó a averiguar que ocurría.

-Martha...

-¡Tom! Que bueno que estas aquí -Dijo la mujer angustiada-

-¿Que sucede?

-La señorita Milagros desapareció

-¿¡Qué!? ¿Cómo que desapareció?

-Así es, al parecer se fue de casa, nadie sabe dónde está, los señores están angustiados, la buscan por toda la ciudad

-No pudo haber ido muy lejos, debo buscarla. Mantenme informado de todo Martha

-Claro que si, espero logres encontrarla

-Así lo haré -Dijo él antes de alejarse de nuevo de ahí-

Narra Tom:

Necesitaba encontrarla, no iba a permitir que nada le pasará, era como la hija que nunca tuve, toda su vida he estado con ella y esta vez no sería la excepción. Pero antes, debía avisarle a Agustín, yo sabia que al chico le importaba demasiado mi niña y él me ayudaría a encontrarla.

-Pero... ¿Como lo contactó? -Me preguntaba-

Fue cuando recordé que el papel con su número de teléfono que Milagros había guardado en mi saco. Tomé mi celular y marqué.

Narra Agustín:

Me encontraba en mi departamento, tocando guitarra mientras Pablo miraba la televisión, cuando escuché el timbre del teléfono.

Llamada:

-Hola -Dije al contestar-

-Si, con el señor Casanova por favor

-Él habla -Respondí-

-Señor Casanova, que bueno que lo encuentro

-¿Tom?

-Así es señor

-Por favor deja de decirme señor, llámame Agustín

-Esta bien, Agustín

-¿A que se debe su llamada? ¿Ya puedo ver a Milagros? -Pregunté entusiasmado-

-No, y ahora menos que nunca creo que pueda hacerlo

-¿Por qué?

-Porque Milagros desapareció

-¿¡QUÉ!?

No podía creer lo que acababa de escuchar, tenía que ser una broma, Milagros no podía estar desaparecida, ¡No!.

-Así es, al parecer se fue de casa, nadie sabe dónde está, todos los hombres del señor Beoriegui la están buscando

-Esto no puede ser ¡No! -Golpeé la pared con mi puño, Pablo me miró inmediatamente- Tenemos que encontrarla, Tom

-Precisamente por eso lo llamo, necesito de su ayuda

-Claro, cuenta conmigo para lo que sea

-Muy bien, nos vemos en 10 minutos en el café de la vez pasada

-Ahí estaré -Dije antes de colgar-

Fin de Llamada.

-¿Qué pasa? -Preguntó Pablo por mi reacción-

-Milagros -Dije tomando mi chaqueta y colocándomela- Tengo que encontrarla -Salí del departamento-

-Pero, Agustín ¿A donde vas...? -Fue lo último que alcancé a escuchar antes de salir del departamento-

"Amor Verdadero." -Agustín Casanova Donde viven las historias. Descúbrelo ahora