Capítulo Veintisiete

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1 semana después...

Y aquí estamos, Agustín y yo por fin estamos juntos y eso me hace la mujer más feliz del mundo ya que mis padres apoyan nuestra relación.
Agustín, bueno él es tan lindo conmigo, me trata como si fuera lo único en su vida, es cariñoso, romántico, detallista, cada vez que puede me da un pequeño regalito, sé que eso le cuesta mucho tiempo de trabajo, pero se los aceptó simplemente por el valor sentimental que tiene cada detalle, no me importa si no son costosos, lo único importante para mi es tener a Agustín a mi lado.

Sobre su trabajo, bueno después de que se recuperó completamente y salio del hospital, decidimos ir al estudio en el que había sido aceptado antes de todo lo que pasó, Agustín tenia pensado solo ir a disculparse por no haber asistido a las citas, pues creía que ya no lo aceptarían, pero para su sorpresa fue todo lo contrario, resultó que todos lo esperaban listos para comenzar a trabajar en el disco, pues la canción que había cantado en la audición la habían transmitido en la radio este tiempo y ahora era todo un éxito. Agustín tenía fans que pedían más y más de su música, así que comenzó con las letras y estaban apunto de comenzar a grabar el disco. Me sentía tan orgullosa de él, estaba cumpliendo su sueño.

Yo... bueno, mi papá trabajaba, así que yo permanecía en casa con mi madre, quién parecía estar bien, o al menos eso es lo que yo quería creer. Se pasaba todo el día en su habitación, recostada en la cama, pero ya no estaba pálida como días anteriores e incluso se veía menos débil. Todos los días yo me encargaba de subirle sus tres comidas a la habitación y conversar con ella, me preguntaba sobre mi relación con Agustín, sobre mis estudios, en fin hablábamos de todo en poco, al fin ella sabia que yo me había enterado de su enfermedad, pues por más que quisiera ocultármelo no lo iba a hacer por mucho tiempo.

Esa tarde, después de grabar, Agustín fue a mi casa.

-Amor -Lo abracé apenas lo vi, él beso mis labios- Que bueno que vienes, te extrañaba

-Linda, sabes que siempre que tenga un tiempo libre lo dedicaré todo para ti -Me sonrió y yo lo besé- Pero esta vez no solo vengo por ti -Lo miré confundida- Tranquila, vengo a ver a tu mamá ¿Crees que pueda?

-Claro, le hará bien verte -Lo tomé de la mano y ambos subimos a la habitación de mi madre- Espera aquí -Le dije al llegar a la puerta y entré -Mamá...

-¿Qué pasa mi niña?

-Tienes visita-

-¿Yo? ¿Quién es?

-Alguien que tiene ganas de verte -Le sonreí y salí de la habitación por Agustín, lo tomé de la mano y entramos-

-Buenas tardes señora -Dijo saludando-

-Hola Agustín -Dijo con una sonrisa-

-Espero no le moleste mi visita -Se acercó a ella y le entregó algo- Le traje estas flores, espero le gusten

-Por supuesto que no me molesta, sabes que eres bienvenido en esta casa -Tomó las flores- Gracias, son hermosas

-Las pondré en un florero con agua, enseguida vuelvo -Tomé las flores y salí de la habitación dejándolos solos-

-Aprovechando que estas aquí y que mi hija se fue ¿Puedo hablar contigo?

-Claro que si señora, la escuchó

-Gracias, quiero pedirte algo, pero antes, ¿Te molesta si te llamo hijo?

Narra Agustín:

¿Era en serio? Nunca nadie me había llamado así, o al menos no en lo que recuerdo de mis padres.

-Para nada, al contrario -Le sonreí-

-Gracias, hijo -Tomó mi mano- Ahora me gustaría pedirte....

"Amor Verdadero." -Agustín Casanova Donde viven las historias. Descúbrelo ahora