Capítulo Treinta y Dos

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-Amistad, solo eso -Respondí-

-¿Segura?-

¿Por qué lo dudaba? ¿Acaso no confiaba en mi amor hacia Agustín?

-Segura, pero, ¿Por qué la pregunta?

-Porque me bastó verlo solo una vez para saber que él siente algo mas que amistad por ti -Dijo seria-

-Claro que no, son ideas tuyas

-Es verdad, y lo sabes -Me miró-

Vaya, mi mamá de verdad sabía todo lo que me pasaba.

-Esta bien, si, tienes razón, sé que Pablo siente algo mas por mí, de hecho, intento besarme una vez -Guardé silencio-

-¿Intentó? ¿O lo hizo?

-Solo intentó hacerlo, porque no le correspondí, en ese momento yo estaba angustiada por Agustín y no pensaba en otra cosa

-Entonces si lo volviera a intentar, ¿Le corresponderías?

¿Lo haría? ¿¡Qué!? ¡NO! ¡Por supuesto que no! Por Dios Milagros claro que no lo harías, tu amas a Agustín.

-No -Respondí-

Mi madre me miro por algunos minutos sin decir nada. Yo hice lo mismo, hasta que me decidí a continuar.

-Jamás le haría eso a Agustín, lo amo y nunca lo traicionaría, mucho menos con su mejor amigo

-Lo sé, sé que lo que sientes por él es algo muy grande, pero pienso que deberías decírselo

-¡No! Claro que no lo haré, no quiero causar problemas entre ellos

-Esta bien, pero por lo menos habla con Pablo, aclarale lo que sientes por él

-Lo haré mamá, lo prometo -La abracé-

Así pasó un día mas. La semana continuó hasta llegar el fin de semana, por fin era sábado y por suerte Agustín tenía el día libre.

-¿Qué haremos hoy? -Le pregunté-

Él me tenia abrazada por detrás, ambos sentados en el césped mientras observábamos el lago frente a nosotros.

-¿Te parece si te invito a cenar? -Me preguntó-

-Me encantaría -Sonreí-

-Me alegra escuchar eso, porque ya tengo la reservación hecha para esta noche -Lo mire sorprendida-

-¿De verdad?

-Claro, ademas te tengo preparada una sorpresita -Susurró a mi oído-

-Te amo -Me gire para verlo a los ojos

-Y yo a ti -Unimos nuestros labios en un tierno beso-

Pasó la tarde. Agustín me dejó en casa algunas horas antes de nuestra reservación para que pudiera alistarme. Debo admitir que estaba algo nerviosa, aunque no se porqué, ya que no era la primera vez que salia con él de noche.
Me duché y al terminar comencé a arreglarme. Me decidí por usar un lindo vestido que mis padres me habían obsequiado hace algunos meses, lo combiné con unas zapatillas, me maquille solo un poco y me hice un peinado sencillo pero lindo.

Estaba lista.

Martha me avisó que Agustín esperaba en la sala, pero antes de bajar decidí ir a ver a mi madre, no sé porqué, pero sentí la necesidad de hacerlo.

-¿Que tal me veo? -Pregunté al entrar a su habitación-

-Hermosa -Me sonrió-

-Gracias, bueno venia a despedirme, Agustín esta abajo esperándome -Le dije-

-Claro, ve -Besó mi frente- Y suerte -Dijo y me guiñó el ojo antes de que yo saliera de ahí-

¿Suerte? ¿Con qué? ¿Acaso mi madre sabia algo que yo no? Claro que no, ¿Qué podría saber ella? ¡Ya! Basta de preguntas y nervios ¡Hora de salir!

"Amor Verdadero." -Agustín Casanova Donde viven las historias. Descúbrelo ahora