Capítulo Cuarenta y Ocho

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Vaya que el tiempo pasa rápido, faltan tan solo unos días para que nuestro bebe nazca. Si, en unos días más podré tener a mi hijo entre mis brazos y aunque seguimos sin saber su sexo, espero que sea un varoncito, se que a Agustín es lo que más le gustaría.

Me encontraba recostada en mi cama como todos estos últimos días, pues mi gran barriga casi no me permitía moverme, sin mencionar que Martha me vigilaba todo el tiempo de que no hiciera ningún esfuerzo por ordenes de Agustín y mi padre. Estaba mirando televisión, cuando me comencé a sentir mal, estaba agitada, sentía que me faltaba el aire, tenia complicaciones para respirar, ni siquiera podía gritar para pedir ayuda y lo que mas me preocupaba era mi bebé. Por suerte, en ese momento vi a Martha entrar a mi habitación con una bandeja llena de comida, al verme, dejo caer la bandeja y corrió hacia mi.

-Señorita ¿Qué tiene? ¿Qué le pasa? -Me preguntaba preocupada-

Yo solo me movía desesperada por la falta de oxigeno.

-No... Puedo... Respirar...-Le dije con dificultad-

-Tranquila señorita, pediré ayuda

Se alejó de mí hasta llegar a la puerta de mi habitación y comenzó a gritar.

-¡Tom! ¡Señor David! ¡La señorita esta mal! -Gritaba espantada-

Volvió a acercarse a mi y tomó mi mano para intentar tranquilizarme.

-La vamos a ayudar, tranquila, todo va a estar bien -Me decía-

Tomé fuerzas y aliento para poder hablar de nuevo.

-Mi... Bebe...-Dije tocando mi vientre- Cui... Cuidalo

Y en ese momento, todo se oscureció a mi alrededor y no supe nada mas.

Narra Agustín:

Me encontraba en el departamento con Pablo, pues era nuestro hora para salir a comer en el trabajo. Estábamos conversando y disfrutando de una deliciosa comida cuando el teléfono del departamento comenzó a sonar, respondí.

Llamada:

-¿Hola?

-¡Agustín! Tienes que venir inmediatamente al hospital ¡Milagros esta muy mal! -Dijo Tom del otro lado de la línea-

-¡¿QUÉ?! No, por favor. Voy para allá -Colgué-

Fin de Llamada.

Tomé mi saco, las llaves auto y me dirigí a la puerta.

-Agustín ¿Que ocurre? ¿A donde vas? -Preguntó Pablo preocupado por mi reacción-

-Mili se puso mal -Fue lo único que respondí antes de salir del departamento-

-¡Espera! Voy contigo -Gritó alcanzándome-

A los pocos minutos llegamos al hospital, ahí se encontraban Tom y el señor David.

-¡Agustín! Que bueno que llegas -Me dijo su padre-

-¿Que pasó? ¿Que es lo que tiene? -Pregunté desesperado-

-No lo sé, comenzó con falta de oxigeno y se desmayó -Dijo preocupado-

-¡Ahí viene el doctor! -Avisó Tom-

El médico se acercó a nosotros y por su expresión, podía notar que no eran buenas noticias.

-¿Familiares de la señorita Beoriegui? -Preguntó-

-¡Yo soy su papá! -Dijo el señor David-  ¿Qué tiene mi hija?

-Lamento decirle que no son buenas noticias. Al parecer la señorita sufre de problemas del corazón, lo que provoca ataques como el que acaba de sufrir. Afortunadamente su corazón reacciono de nuevo, aún esta inconsciente pero es por los medicamentos. Necesitamos hacer un transplante de corazón antes de que sea demasiado tarde.

-¿Qué? ¿Como que un transplante de corazón?

-Así es, el de ella ya no tiene buen funcionamiento y debido a su estado está cada vez más débil, si no hacemos ese transplante puede llegar a tener otro ataque aún peor ocasionando que su corazón se detenga definitivamente

-Pero, ¡Está embarazada!

-Lo sabemos, esperaremos a que pase el efecto del medicamento para poder sacar al bebé, pero necesitamos a un donante ahora, ya que posiblemente su corazón no resista y tengamos que operarla de inmediato

¿Por qué? ¿Por qué me pasaba esto a mi? Ahora que todo iba tan bien, eramos tan felices, íbamos a casarnos, a formar nuestra propia familia ¿Y pasa esto?, pero no dejare que nada les pase, los dos estarán bien, eso lo juro.

-Me tengo que ir -Avisé una vez que el doctor se marchó-

Pablo me detuvo del brazo, mientras los 3 me miraban confundidos.

-¿A donde vas? -Preguntaron-

-No puedo quedarme de brazos cruzados viendo como mi hijo y la mujer que amo mueren -Respondí-

-No hay nada que tu puedas hacer, Agustín -Dijo su padre-

-Así es, todo esta en manos de los doctores. Milagros es fuerte, va a salir de esta -Dijo Tom-

-Pues no creo que lo logré si no tienen otro corazón para ella -Dije zafandome-

-¿Qué harás? -Preguntó Pablo-

-Encontrar un donante -Respondí e inmediatamente me alejé-

"Amor Verdadero." -Agustín Casanova Donde viven las historias. Descúbrelo ahora