Capítulo Veinte

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Llegamos al departamento. Me quedé sola ya que Tom había salido por algo de comer. Entré, era pequeño, bueno, lo adecuado para solo dos chicos, pero muy acogedor y ordenado. Mi curiosidad fue más fuerte que yo y comencé a recorrerlo todo hasta que llegué a las habitaciones.

-Demasiado ordenado para un chico -Reí ante mi comentario al ver la habitación que, al parecer por los objetos, era la de Pablo.

Seguí inspeccionando el lugar, sabia que no era correcto, pero mi curiosidad era grande. Llegué hasta la otra habitación, entré y....

-Agustín...-Susurré-

Esa era su habitación. Caminé hacia una de las esquinas, ahí estaba su guitarra, aquella con la que interpretó esa hermosa canción en el lago hace algunos días. Al recordarlo, algunas lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos y a recorrer mis mejillas.
Dejé la guitarra en su lugar y me dirigí a la cama, coloqué mi mano en las delgadas sabanas que la cubrían y lentamente comencé a recorrerla de una esquina a otra. Me senté en ella y una foto en la mesita de noche que estaba a un lado llamo mi atención, la tomé y miré, sonreí al ver lo feliz que se veía Agustín en esa fotografía, era él junto a dos personas más que, supongo, eran sus padres. Dejé la fotografía en su lugar y me recosté en la cama, sonreí de nuevo al olfatear ese aroma en la almohada, era el perfume de Agustín, me coloqué de costado y cuando menos lo pensé, caí en un profundo sueño.

Narra Pablo:

Ya era algo tarde, así que decidí llamar a Milagros al departamento para ver si no necesitaba algo. Intenté varias veces, pero nadie respondió, "Debe de estar durmiendo" pensé, pero aún tenía una duda, ¿Por qué me preocupaba tanto por ella? ¿Por qué me interesaba que estuviera bien?, Una idea comenzó a rondar por mi cabeza.

No, eso no puede ser Pablo, ¡No!, No te puedes estar enamorando de ella, ¡No puedes!

Intentaba convencerme de que no era así, pero a la vez sentía lo contrario.

¿De que te preocupas? Agustín y ella no son nada, no hay problema en que te fijes en ella.

Sonreí ante aquel pensamiento, pero segundos después reaccioné.

¿¡Pero qué rayos estas diciendo Pablo!? Tal vez ellos no sean nada, pero sabes que se aman, Agustín te lo dijo y ella, bueno no hay que ser un genio para saberlo, se le nota a kilómetros.

Sacudí un poco mi cabeza para dejar esos pensamientos a un lado.

-Pablo, Pablo, Pablo, ya te estas volviendo loco -Me dije a mí mismo riendo un poco-

Después de eso, miré a mi amigo y me acerqué un poco más a él.

-Perdóname por estos pensamientos tan locos, amigo, no sé qué me pasa.

Tomé una revista que estaba en el pequeño sofá de la habitación, me senté y comencé a leerla para despejar mi mente de todas esas tonterías que había estado pensando hace unos minutos.

Narra Milagros:

Desperté. No sabía cuanto tiempo había estado durmiendo, pero por fin me levanté de la cama y salí de la habitación hacia la cocina para ver si Tom había regresado con la comida. Llegué hasta ahí y vi una nota junto a un paquete.

Señorita:
No quise despertarla, así que le dejo algo para que coma. Regresé al hospital por si se le ofrecía algo a Pablo, cuando este lista llámeme, vendré inmediatamente por usted.
Firma: Tom

Dejé la nota y tomé el paquete, donde venía la comida, me dirigí a la mesa y tomé asiento para comenzar a comer. Después de unos minutos terminé. Decidí que era tiempo de tomar una ducha antes de irme de nuevo al hospital con Agustín, pues si despertaba no quería que me viera sucia. Si, si, ya sé, Agustín esta en coma y no va a despertar, pero no me gusta pensar en eso, yo tengo que estar linda siempre, porque, aunque los doctores digan lo contrario, yo sé que él va abrir esos hermosos ojos de nuevo y yo voy a estar ahí cuando lo haga.

Tomé el teléfono y marqué a casa. Aproveché la llamada para avisarle a papá que estaba bien y saber como seguía mi madre, pues sabía lo que le había ocurrido cuando desaparecí, pero aún así, seguía un poco molesta por sus comentarios. Le pedí a Martha que me preparara algo de ropa cómoda, que Tom pasaría por ella en un momento y colgué para llamar a Tom, le expliqué y él hizo lo que le pedí, al poco tiempo llamaron a la puerta del departamento.

-Eso fue rápido -Dije mientras abría, pero me sorprendí al ver que no era Tom- ¿Tú?¿Qué haces aquí?

"Amor Verdadero." -Agustín Casanova Donde viven las historias. Descúbrelo ahora