Capítulo Diecisiete

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Llegamos al hospital, en todo momento estuve con Agustín, hasta que ya no me lo permitieron. Me quedé muy preocupada y sin parar de llorar en la sala de espera, Tom estaba conmigo, mi padre había intentado convencerme de ir a casa, ya que mi madre estaba preocupada, pero no quise moverme de ahí, él me comprendió y decidió ir por mi madre.

-¿Por qué no me dejan pasar con él? Necesito estar a su lado, decirle que todo va a estar bien -Decía y lloraba en brazos de Tom-

-Tranquila señorita, Agustín es muy fuerte, va a salir de esta -Me decía él-

Narra Pablo:

Estaba en casa, era mi hora de comida en la escuela, así que decidí ir a casa por si Agustín llamaba para avisar algo. Terminé de comer, estaba a punto de salir del departamento para ir de nuevo a mis clases, cuando el teléfono sonó, inmediatamente respondí.
Me quedé paralizado ante la noticia que me habían dado, mi mejor amigo esta herido en el hospital. Olvidándome de todo lo que iba a hacer, salí lo mas rápido que pude hacia al hospital.

Por fin llegué, entre a la sala de espera y ahí pude ver a Milagros con un hombre mucho más grande que ella, me acerqué.

-¿Como esta Agustín? -Pregunté inmediatamente-

Milagros me miró y sin responderme se soltó en llanto, lo que me preocupo aún más.

-Usted debe ser Pablo -Dijo el hombre que estaba con ella. Asentí con la cabeza- Soy Tom- se presentó -Aún no tenemos noticias de Agustín, en este momento lo están atendiendo -Me dijo-

-¿Pero qué fue lo que pasó?

Milagros se puso de pie, me miro y se dirigió a mi.

-Lo siento, Pablo -Dijo con sus ojos hinchados de tanto llorar- Fue mi culpa, lo hizo para salvarme, si no se hubiera interpuesto entre esa bala y yo, en este momento él estaría bien -Sollozó-

-No, no te culpes Milagros, a Agustín no le gustaría escucharte decir eso -Le dije para calmarla un poco-

-Es que si algo le pasa no me lo voy a perdonar -Dijo soltándose en llanto nuevamente y acurrucándose en mis brazos-

Narra Milagros:

Tom, Pablo y yo, seguíamos esperando noticias sobre Agustín. Pablo estaba desesperado, se encontraba sentado en uno de los sofás del lugar y no dejaba de pasarse las manos por su rostro, Tom se encontraba a lado mío, rodeando mi espalda con uno de sus brazos mientras yo apoyaba mi cabeza en su hombro.
Pasaron algunos minutos, casi una hora que para mí era una eternidad, hasta que el doctor que había atendido a Agustín por fin salió a darnos noticias.

-Ahí viene el doctor -Nos avisó Tom-

Los tres nos pusimos de pie y nos dirigimos hacia él.

-¿Como está Agustín? -Pregunté inmediatamente

-¿Son familiares del joven Casanova? -Nos preguntó-

-No, bueno, yo soy su mejor amigo, vivimos juntos y ellos son...-Lo interrumpí-

-Yo soy su novia -Respondí, Tom y Pablo me miraron sorprendidos por lo que acababa de decir-

-Díganos, ¿Como está él? -Preguntó ahora Tom-

-Me temo que no son buenas noticias -Al escuchar eso comencé a temblar, estaba nerviosa de lo que iba a escuchar enseguida- Retiramos la bala, pero desafortunadamente, el joven cayó en estado de coma-

No pude más, al escuchar eso sentí como si todo el mundo se me viniera encima, me solté en llanto y me tiré al suelo, sentía tanto dolor que no me pude mantener de pie, inmediatamente Pablo y Tom intentaron levantarme.

-¡NO! ¡No, no, por favor! Dígame que no es cierto -Le dije al doctor sin poder detener mi llanto-

-Lo lamento mucho -Dijo él-

Pablo, no pudo más y algunas lagrimas también salieron de él, inmediatamente las seco.

-¿Podemos verlo? -Preguntó Pablo-

-Solo un momento, pero por favor, una persona a la vez

-Gracias doctor -Agradeció Tom antes de que el doctor se fuera- Creo que deberías pasar tu primero Pablo.

-Gracias, pero creo que Milagros debería ser la primera -Al escucharlo lo miré-

-Gracias, Pablo -Le dije y me dirigí a la habitación de Agustín, siguiendo al médico-

Me encontraba afuera de la habitación, coloqué mi mano en la perilla de la puerta, pero antes de girarla...

Tienes que ser fuerte Milagros, no importa la imagen que veas al abrir esta puerta, tienes que ser fuerte, por él.

Después de tratar de darme ánimos yo misma, por fin me decidí a entrar, giré la perilla lentamente y poco a poco fui abriendo la puerta de la habitación. Cuando entre, sin poder más, las lagrimas que tenía retenidas comenzaron a salir sin parar, lo que vi al entrar a esa habitación fue la peor imagen que pude haber visto en toda mi vida.
Agustín se encontraba en esa cama, inconsciente, sin mostrar esos hermosos ojos cafés que me hipnotizaron desde la primera vez que lo vi, sin esa sonrisa que siempre tenia en su rostro, sin...sin ser él.
Me acerqué lentamente hacia él, tratando de no llorar. Cuando estuve a su lado, acaricié su mano y sin poder más rompí en llanto nuevamente.

-Todo es mi culpa, yo debería estar aquí y no tú, ¿Por qué tenías que hacerlo, Agustín? ¿Por qué? Ahora ya no puedes escucharme, verme, ya no puedo decirte que estoy enamorada de ti, no puedes saber cuanto te amo, ¡Te amo, Agustín! Te amo como nunca creí poder hacerlo y ahora no puedes saberlo. Tienes que despertar, tienes que escuchar todo lo que siento por ti, tienes que llevarme a conocer lugares como lo hicimos aquella vez en el lago, tienes que mostrarme mas de tus canciones, tienes toda una vida por delante, no te puedes ir, no me puedes dejar, te necesito, Pablo te necesita, despierta por favor

Entrelacé mis dedos con los suyos, me acerqué a él y lentamente deposité un beso en sus labios con la esperanza de sentirme correspondida, pero no fue así. Me separé de él aún con lágrimas en mis ojos y delicadamente recosté mi cabeza sobre su pecho mientras las lagrimas seguían saliendo. Permanecí así algunos minutos, hasta que Tom entró a la habitación.

-Señorita, sus padres están aquí -Me dijo desde la puerta-

-¿Y Pablo? -Le pregunté-

-Está aquí afuera, esperando su turno para entrar.

-Está bien, ya voy -Dije limpiando mis lagrimas-

Miré de nuevo a Agustín, coloqué mi mano en su cabeza acariciando su cabello.

-Tengo que irme -Le dije- Pero no será por mucho, estaré aquí, contigo, hasta que te recuperes, no te dejaré solo, lo prometo -Me acerque a él y deposité un beso en su frente-

Después de despedirme, salí de la habitación, Tom y Pablo esperaban afuera, Tom rodeó mis hombros con su brazo y nos alejamos de ahí mientras Pablo entraba a la habitación.

"Amor Verdadero." -Agustín Casanova Donde viven las historias. Descúbrelo ahora