Capítulo Veintitrés

301 17 0
                                    

Llegamos a casa, después de esos días que pase fuera, se sentía raro estar de vuelta ahí. Le pedí a Tom que me acompañara adentro, tuve que insistirle ya que no accedía por no saber la reacción de mi madre, pero pude convencerlo. Entramos. La primera en vernos fue Martha, quién al verme dibujo una gran sonrisa en su rostro.

-Señorita, que bueno que volvió -De acercó a mi- ¿Me permite darle un abrazo?

-Por supuesto que si, no tienes que pedirlo -Dije sonriendole y extendiéndo mis brazos-

Permanecimos así por algunos segundos, hasta que escuchamos una voz que se acercaba.

-¿Quién es? -Decía mi padre llegando hacia nosotros-

-¡Papá! -Me acerqué y lo abracé-

-Mi niña -Me respondió al abrazo- Me alegra que estés de nuevo en casa

-A mi también -Le sonreí- Y espero que mi acompañante también sea bien recibido -Dije mirando a Tom-

Mi padre lo miró por un momento, su rostro era serio, se acerco a él, colocó una de sus manos en el hombro de Tom y por fin habló.

-Gracias por cuidarla, por estar siempre con ella

Tom sonrió ante aquel comentario.

-Lo hago con mucho gusto, no tiene que agradecer, sabe cuanto cariño le tengo

-Si, lo sé y me alegra que estés aquí

-¿Eso significa que de nuevo estará con nosotros? -Pregunté feliz-

-Por supuesto -Respondió mi padre- Jamás debió irse, ya es parte de la familia

-Muchas gracias, señor

-Gracias a ti -Sonrió mi padre-

-Gracias, papá, de verdad, muchas gracias por apoyarme en todo -Dije abrazándolo de nuevo-

-Lo que sea para que mi niña sea feliz -Me miró a los ojos- Ahora, solo falta un asuntito mas por arreglar

-Lo sé y estoy dispuesta a hacerlo -Respondí- ¿Dónde está ella?

-En su habitación, anda, le dará gusto verte -Me sonrió mi padre-

Miré a Tom, quién asintió con la cabeza como dándome ánimos y a la vez aprobando lo que estaba a punto de hacer. Los miré a ambos mientras subía por las escaleras hacia la habitación de mi madre.

-¿Mamá? -Pregunté abriendo un poco la puerta-

La vi, estaba recostada sobre su cama con los ojos cerrados, me acerqué a ella y acaricié delicadamente su cabello, en ese momento despertó.

-¿Mili? ¿Eres tú?

-Si madre, estoy aquí -Una lágrima rodó por su mejilla- ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

-Me alegra que hayas vuelto -Respondió acariciando mi mejilla-

-A mi también -Le dije- Pero, te veo algo pálida, ¿Estás bien? -Pregunté preocupada-

Los ojos de mi madre se cristalizaron, pero pudo contener las lagrimas.

-Si, estoy bien

-¿Estás segura? No te veo muy convencida ¿Por qué lloras?

-Por nada, olvidemos ese tema -Me dijo secando una lágrima que corría por su mejilla- Mejor dime, ¿Cómo sigue ese chico?

¿Escuche bien? ¿Mi mamá estaba preguntando por Agustín?

-Igual -Respondí agachando la mirada- Sigue sin reaccionar, ya no soporto verlo así -Las lágrimas salieron-

-Mi pequeña, tranquila -Dijo extendiéndome sus brazos, me acerqué y me abrazó- Todo va a estar bien, se va a recuperar

¡Wow! Era algo extraño escuchar hablar así a mi mamá, pero me sentí más tranquila al sentir su cariño y su apoyo hacia mí.

-Pero ¿Cuando? Ya han pasado algunos días, casi una semana y no muestra alguna mejoría -Dije con mis ojos llenos de lágrimas-

-Tienes que ser paciente -Dijo acariciando mi cabello- Y ya sabes, por el dinero no te preocupes, que la cuenta del hospital corre por mí, yo me encargo de los gastos, tú solo asegúrate de que hagan todo lo posible para que se recuperé -Me sonrió-

¿Qué le pasa a mi mamá? ¿Por qué de pronto se preocupa por la salud de Agustín?

-Gracias -Le dije- No te vayas a molestar, pero ¿Por qué quieres ayudarlo? Creí que no te agradaba

-Cualquier chico al que ame mi niña me agrada y aún mas si él le corresponde -La miré extrañada-

¿Ella como sabia que Agustín sentía lo mismo por mí?

-Tu padre me contó todo lo que ese chico hizo por ti -Me dijo antes de que yo pudiera preguntar- Y cualquier chico que arriesgue la vida por alguien es porque de verdad la ama -Sonreí-

-No sabes como me alegra que pienses eso -Dije abrazándola- Pero él aun no sabe lo que siento

-¿No se lo has dicho?

-No, bueno, no cuando estaba bien, se lo dije en el hospital, pero no me escucha

-Te equivocas -Dijo mi madre- Tal vez no esté despierto, pero te aseguro que puede escuchar todo lo que le dices, y eso lo ayudará a recuperarse pronto

-¿De verdad? ¿Crees que él sepa que lo amo?

-Claro, y cuando despierte te darás cuenta -Me sonrió- Ademas, debe hacerlo pronto, necesito alguien que cuide de mi hija cuando yo no este...-Guardó silencio-

-¿Qué?,Pero si para eso falta mucho, aún eres muy joven

Ella me miró con ternura mientras sus ojos se cristalizaban de nuevo. No dijo ni una sola palabra, tomó mi mano entre las suyas, la acarició, y le dio un pequeño beso. Yo no dejaba de mirarla, algo le ocurría y tenía que saber que era.

"Amor Verdadero." -Agustín Casanova Donde viven las historias. Descúbrelo ahora