Una joven chica de 14 años, casi 15 entraba al lujoso apartamento que pertenecía a Shannon Harris, la tutora legal de Nicole García y Stephen Harris. Nicole sintió el ya familiar olor de los jueves de tacos y sonrió, era como volver de la escuela y estar en casa de su abuelita, como solía decirle a la señora Carmen. Estar en la casa de Shannon era genial, al menos eso pensaban los dos adolescentes que vivían ahí.
Shannon había conseguido bastante fácil la custodia de Nicole, no era tan difícil para ella pues tenía bastantes influencias y había convencido a Malcolm, a su manera, para conseguir algunas firmas. Shannon trabajaba de noche y muy pocas veces estaba fuera de casa durante el día, ellos estaban casi seguros que llegaba justo a tiempo para hacerles el desayuno y luego irse a la cama. Shannon era una excelente madre y ninguno que la viera podría negarlo, ella hacía todo por esos dos chicos.
—Te has demorado, insecto. —Stephen le molestó apenas entró a la cocina y ella sólo rodó sus ojos antes de sentarse a comer junto a los demás.
—Tenía cosas que hacer, a diferencia tuya, friki.
—Chicos, no empiecen. —Ambos asintieron ante la mirada que les había dado su tutora.
Stephen Harris llevaba más tiempo con Shannon en comparación a Nicole, mucho más tiempo. Stephen tenía una familia bastante particular, él no pertenecía a una familia de escasos recursos, al contrario, pero el problema iba en que sus padres habían muerto cuando él tenía 9 años. Llegó a casa de Shannon pues eran familiares cercanos y sus hermanos no quisieron aceptar un niño deprimido en sus casas perfectas como ella solía llamarles. Stephen era muy reservado cuando niño y Shannon apenas sabía qué hacer con él, ella era bastante joven y nunca había tenido niños a su cargo, pero supo controlarlo con el tiempo, hasta había hecho nuevos horarios en su trabajo, y condiciones.
—¿Cómo ha estado su día? —Los tres estaban sentados en la mesa cenando como lo hacían todos los días antes de que Shannon fuera a su trabajo.
—He aprobado mi examen de biología. —Comentó feliz Nicole, ella era una chica bastante lista. —Y el entrenamiento del equipo de porristas ha ido genial. —Y también era bastante flexible y una chica que le gustaban los deportes.
—Estupendo. —Shannon le sonrió.
—Hoy pude hackear el sistema de la escuela y bloqueé a los profesores. —Shannon miró a ambos niños con una sonrisa.
—¿Te descubrieron?
—No.
—Genial.
Las conversaciones que había en ese hogar no eran comunes, como tampoco era común que una madre o tutora felicitara a sus hijos por hackear el sistema escolar, pero digamos que Shannon Harris no se ponía definir como una mujer común. Shannon se encargaba de que ambos tuvieran una vida con una rutina de ejercicios que debían hacer en el gimnasio que tenían en el edificio, ambos tenían horarios para estudiar y aunque Stephen era mejor con la tecnología, Nicole no se quedaba atrás. Ese era el estilo de vida que tenía esa particular familia, y a ninguno parecía molestarle.
—Debo irme chicos. —Shannon limpió su boca con una servilleta. —No olviden hacer sus deberes.
—Claro. —Shannon se levantó para irse a su habitación para prepararse.
—¿Nunca te has preguntado en que trabaja? —Nicole intercambió una mirada con Stephen quien recogía la mesa.
—Sí, pero, aunque fuera una stripper o una prostituta a estas alturas me da igual. —Stephen se encogió de hombros.
—No me refiero a eso.
—Lo sé, sólo decía. Shannon nos cuida a la perfección, no nos falta nada y mira el lugar en el que vivimos. Puedo apostar que no se compara con el chiquero en que solías vivir. —Nicole apretó sus manos con fuerza.
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Killer Love
Teen FictionNicole García creció en las calles del Bronx teniendo una niñez llena de violencia y maltrato, cuando cumple 12 años decide dejar su casa para escapar de aquel infierno entrando a otro. Cuando por fin piensa encontrar ayuda con una joven mujer que d...