Parte III: Capítulo 22

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—Eres una estúpida. —Fue lo primero que le dijo su hermano al despertar. —Una irresponsable.

—Las cosas se salieron de control, pero estoy bien. —Murmuró Nicole desviando su mirada.

—Te dije que no jugaras con el fuego esta vez, la policía se ha tardado demasiado en preparar todo. No debí aceptar tu estúpido capricho del drama en esta historia. —Stephen estaba verdaderamente enfadado.

—No ha sido tan grave, Stephen. —Él la miró seriamente.

—Tienes quemaduras graves, quiero ver como te recuperas de esta.

—Estas lesiones servirán para que ellos sigan creyendo nuestros papeles, así que no te preocupes. —Nicole le restó importancia. —Además, conocía el lugar.

—No has pensado en lo arriesgado que fue que simplemente saltarás, pudiste morir o matar a Megan. Eres una egoísta, ni siquiera pensaste en mí o Valerie, no puedes dejarme solo con esa niña. —Nicole le sonrió y abrió su mano esperando que su hermano la tomara y lo hizo.

—Estoy viva, Stephen. Estoy aquí y no pienso morir en mucho tiempo.

—Eso espero. —Grace apareció mirandola seriamente. —Es hora de tus curaciones.

—Iré por Valerie a la escuela, las dejo. —Stephen escapó rápidamente al notar la tensión en el ambiente.

—Tienes que dejar de hacer esto. —Grace murmuró. —Tienes el dinero suficiente para vivir el resto de tu vida llena de lujos, ¿Qué más quieres?

—Grace, no se trata de eso y tampoco puedo decirte las razones por la cual estoy atada a mi trabajo. —Cuando la enfermera la miró tenía lágrimas en sus ojos.

—Tenía miedo.

—Créeme que yo también. Lamento asustarte.

Nicole miraba impaciente a los niños salir, debía apresurarse a dejar a Valerie con Grace pues debía ir a la oficina de Megan por cosas del caso, estaba impaciente por ver a la fiscal que apenas le había hablado desde que despertó en el hospital.

—Aquí estás. —Valerie llegó a su lado y le sonrió. —Vamos, debo arreglar unos asuntos hoy y te quedarás con Grace.

—Genial. —La niña dijo emocionada. —¿Podemos cenar hamburguesas?

—Nunca debí hacerte probar la comida chatarra. —Dijo poniéndole el cinturón de seguridad a la niña antes de irse al asiento del piloto. —Tu madre siempre me decía que esto podía ocurrir el día en que probaras los sabores de los mortales. —Le molestó.

—¿Ella decía eso? —La niña preguntó ilusionada, le gustaba escuchar acerca de su madre. Nicole asintió. —¿Ella te hablaba mucho de mí?

—Eras su mundo, querida. —Y agradeció que la niña sólo le sonriera antes de mirar el camino, no quería que la niña viera como la culpa empezaba a consumirla.

Megan estaba lo suficientemente concentrada en los archivos sobre su mesa como para notar la hora que era, si no hubiera sido por su secretaria hubiera olvidado su reunión con Nicole. La fiscal arregló un poco su cabello y su ropa antes de darle el permiso para que la latina pasara, cuando la vio una extraña sensación tuvo su estómago al verle con vendas en sus brazos y una cicatriz en su pómulo, seguramente por el corte de un pedazo de cristal.

—Señorita García, por favor tome asiento.

—¿Señorita García? —La latina preguntó confundida.

—Como sabrá, el caso ha ido avanzando y luego de lo que pasó este último tiempo las posibilidades de encerrar a Steve Collins son mucho mayores, —Nicole elevó una de sus cejas sorprendida al notar como la fiscal simplemente seguía con el tema. —estoy haciendo todo lo posible para eso.

—¿Es por eso que me has evitado? —La fiscal desvío su mirada. —Me gustaría que me explicarás qué es lo que pasa.

—Nicole, —Soltó un suspiro. —es complicado.

—Creo que si me lo explicas podría entenderlo. Al menos merezco eso luego de saltar de un edificio para salvar nuestras vidas. —Megan asintió.

—El hecho de que estemos saliendo puede arriesgar mi puesto en el caso, no sólo porque el detective Queen lo quiera así, sino porque los abogados defensores de Steve pueden usarlo en nuestra contra, incluso podrían arruinar el caso. —Megan le miró a los ojos y vio como una pequeña sonrisa apareció en los labios de Nicole dejándole confundida. La latina se levantó de su lugar para tomar la silla de la fiscal y girarla para quedar frente a frente.

—Si, es complicado. —Murmuró Nicole. —Pero me gusta lo complicado, tanto como me gustas tú. —Megan parecía hipnotizada por la latina. —No me gusta la idea de tenerte lejos cuando las cosas se empezaban a poner interesante entre nosotras, Megan. Siempre podemos mantener nuestro secreto, además podría contratar a un abogado para ayudarte en el caso de... —Aquello despertó a Megan del hechizo de la latina.

—Yo trabajo sola, no necesito de nadie más para encerrar a Steve Collins y lo haré cueste lo que me cueste. —Megan tenía una mirada seria. —Ahora, creo que deberíamos volver a enfocarnos en el caso, Nicole. —La fiscal se recompuso.

La latina entró al departamento de su hermano destrozando todo lo que encontró a su paso, cuando el policía vio llegar a su hermana tirando la mesa de noche contra la pared haciendo que esta se rompiera soltó un suspiro y bebió un poco más de su cerveza antes de preguntar que le pasaba.

—¿Qué pasó?

—Megan. —Gruñó. —Esa maldita rubia pasó. ¿Puedes creer que ella técnicamente terminó conmigo? —Su hermano giró tan rápido la cabeza que hizo sonar su cuello.

—¿Qué? —Dijo confundido. —Pensé que la tenías con una especie de síndrome de Estocolmo como siempre.

—Créeme que pensé lo mismo. —La latina fue a la cocina por una cerveza y fue junto a su hermano. —Me ha dicho que es por el caso, ella en serio quiere ganarlo.

—Bueno, de todas formas, da igual. —Nicole miró a su hermano confundida. —Ya asustamos a su padre con el tema de Gino, ella está decidida a encerrar a Steve, no creo que haya problema alguno que ya no tengan ese tipo de relación, seguramente aún tienes un poder sobre ella.

—Nunca había pasado algo así, normalmente yo termino con ellas, desaparezco o...

—Las matas. —Nicole sólo asintió. —Siempre hay una primera vez para todo, hermanita. Ahora sólo disfruta que puedes volver con tus putas y que Megan esté en tu recuerdo con todo lo que seguramente pasó.

—Solo nos besamos. —Confesó la latina mirando su cerveza.

—Creo que estás perdiendo el toque, quizás no me gustabas lo suficiente como para querer acostarse contigo o sólo quería experimentar, no es... —Antes de que pudiera terminar, Nicole rompió la botella y puso el vidrio contra el cuello de Stephen. —Relájate.

—No sabes nada. —Gruñó. —Haré que esa rubia vuelva a mí de una u otra forma, incluso si el caso sigue. Esa mujer me va a conocer, ya es hora de dejar el papel de la pobre amante de Beatrice. —Murmuró la latina más que nada para ella mirando un punto en la sala donde había jurado ver a Beatrice mirándole.

Killer Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora