Parte III: Capítulo 27

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Había pasado un mes y Stephen aún no le decía nada a su hermana acerca de su nuevo negocio, era algo difícil pues la fiscal aunque había dejado el caso no había dejado de investigar y Stephen la tenía vigilada, ella podía descubrir la verdad. Encerrar a Gino y protegerse él y a su hermana podía significar que Steven lograra salir en libertad, eso no le agradaría para nada a Nicole. Debía encontrar la forma de dejar en claro que son crimines diferentes antes de Megan pudiera seguir investigando.

Nicole estaba preparandole algo para comer a Valerie cuando escuchó la televisión que hablaba del caso, rápidamente fue a apagarla y vio la mirada apagada de la niña. No era la primera vez que pasaba algo así, normalmente la niña se iba a su habitación, pero está vez la miró directamente.

—Mi papá es malo.

—Cariño... —Nicole se sentó a su lado. —Solo ha tomado malas decisiones.

—Él apenas me hablaba y siempre discutía con mamá. —Confesó. —Una vez vi como la golpeaba.

Nicole se quedó en blanco con aquello, ella lo sabía o al menos tenía sus sospechas, pero esa niña se lo acababa de confesar. Aquello era un tema sensible, sobretodo si se trataba de Beatrice la única persona que se había arrepentido de matar.

—Tu madre era una mujer excelente. —Valerie se acomodó sobre el regazo de la latina y abrazó su cuerpo. —Sé que no soy lo más genial que pudiste tener, pero ahora me tienes a mí. —La niña la miró. —No permitiré que nada te dañe y que seas muy feliz como tu madre hubiese querido que lo seas.

—¿Me lo prometes? —Nicole asintió y Valerie volvió a abrazar su cuerpo. La latina acarició su cabello y soltó un suspiro, se había encariñado con la niña y sabía que se lo debía a Beatrice.

Cuando estaban cenando la puerta fue tocada, Nicole le pidió a la niña que fuera abrir la puerta y cuando la niña la abrió sonrió antes de saltar hacia la mujer en un fuerte abrazo.

—¡Megan!

—Hola, pequeña. —Megan dio algunas vueltas sosteniéndola en sus brazos haciendo reír a la niña.

—¿Vienes a cenar con nosotras? —Nicole se apareció en la sala y cuando sus miradas se conectaron ambas sonrieron.

—Espero no interrumpir.

—En lo absoluto, pero no sabía que venías. —Megan se encogió de hombros.

—Pues en realidad he traído algo para Valerie. —La niña aplaudió cuando vio la bolsa que estaba escondida en el pasillo, la tomó rápidamente antes de correr al sillón. La fiscal pasó cerrando la puerta para ver a la perfección como los ojos de la niña brillaron al ver el vestido.

—¡Gracias Megan! —La niña fue a abrazarla fuertemente. —Me encanta. ¿Puedo ponermelo? —Nicole asintió y Valerie corrió a su habitación para cambiarse.

—No debiste molestarte.

—No hay problema. —Ambas se sentaron en el sofá. —Supuse que le gustaría, yo sé que le gusta a las niñas ricas.

—No me sorprende. —Nicole rio. —¿Y a mí me has traído algún regalo? —La latina movió sus cejas haciendo reír a la fiscal.

—Claro, pero tu regalo es sorpresa por eso debes cerrar tus ojos. —Nicole alzó una de sus cejas. —Hablo en serio.

—Okay. —Nicole cerró sus ojos y espero un momento que la fiscal la besara, pero eso no pasó. En cambio, sintió como ponían algo en su muñeca, abrió sus ojos viendo un brazalete de plata. —Meg, no debiste molestarte.

—No es una molestia. —Megan le sonrió. —Pensé en que se vería bonito en tí y no pude evitar comprarlo. —Nicole simplemente la besó, no fue un beso intenso, era un simple choque de sus labios.

—Gracias por todo, babe. —Y eso fue suficiente para tener a Megan en sus redes. —No tengo nada para ti.

—No es necesario. Lo he hecho porque he querido y no me interesa recibir algo a cambio.

—¿Te quedas a cenar? —Megan asintió con una sonrisa.

—Miren. —Valerie llegó luciendo su vestido como si se tratara de una modelo y Nicole se quedó estática.

—Te ves maravillosa. —Megan levantó sus pulgares y la niña miró a su tutora quien sólo se quedó mirandola. —¿Nicole?

Beatrice abrió la caja que le había traído Nicole y sonrió al ver el hermoso vestido azul que le había comprado. La mujer le abrazó fuertemente antes de llenar de besos su cara, ese vestido lo había visto hace unos días y luego de la pelea que tuvo con su esposo se le olvidó completamente comprarlo.

—Me encanta.

—Aún no te lo has puesto. —Nicole le sonrió y Beatrice le imitó. —Sabes que quieres hacerlo.

—Okay, bien. —Rápidamente se levantó de la cama y se puso el vestido. —¿Lindo?

—Hermosa. —Las mejillas de la mujer se tiñeron de rojo antes de que empezara a posar como si se tratara de una modelo. Nicole rio levemente mirándola divertida hasta que Beatrice se acercó a ella lentamente. —Me alegro de que te haya gustado.

—Eres estupenda, Nicole García. —Beatrice se acercó a sus labios. —Ahora me interesa que tú me saques esto y volvamos a la cama.

—A sus órdenes.

Megan y Valerie miraban algo preocupadas a la latina que inesperadamente había soltado una lágrima, Nicole cuando reaccionó notó la mirada de ambas y se limpió rápidamente su lágrima.

—¿Nicki? —Megan tomó su mano y esta la apartó lentamente.

—Lo siento, te ves muy linda bicho. —Nicole fingió una sonrisa que pareció convencer a la niña rápidamente. —¿Por qué no pones las cosas para cenar en la mesa? —La niña asintió rápidamente con una sonrisa antes de irse a la cocina.

—¿Nicole? —La latina le miró. —¿Todo bien?

—Si, sólo me quedé pensando.

—¿En qué?

—En lo parecida que es con Beatrice. —Nicole sonrió bajando la mirada, Megan tuvo una rara sensación, no eran celos, era ver a la latina con esa mirada tan triste como cuando le habló de su padre.

—Seguramente será una gran mujer como lo era Beatrice y eso será gracias a tí. —Nicole no quiso hablar del tema y escapó de la mejor forma, besando a la rubia antes de ir a ayudar a la niña.

Stephen entró a la oficina del comandante de la policía y le tendió un archivo, el hombre le miró confundido hasta que empezó a leer el contenido que tenía y sin esperar nada llamó a la oficina del fiscal. Stephen ya había hecho su trabajo sin tener que meter a Nicole en esto, sin saber lo que en verdad provocaría aquello.

—¿Estás seguro Harris? —Le preguntó el comandante.

—No jugaría con algo en relación a mi hermana, sé que fue Gino. Al parecer la fiscal se metió en asuntos que no debía. —El comandante asintió mirando el informe.

—Podrías meterte en un montón de problemas por esto, a ti y a tu hermana.

—No si él está en cárcel, jefe. —El hombre mayor asintió al ver la seguridad en los ojos del policía.

—Recuerdame asenderte cuando todo esto se resuelva.

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