Capítulo II: Capítulo 15

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—¿Cómo vas? —Nicole miró a Stephen mientras terminaba de aplicarse las pomadas de Grace en sus heridas.

—Ya casi termino.

—Me refería a cómo vas con la abogada. —Nicole se encogió de hombros.

—No lo sé, aún no sé si ella siente lástima por mí o le gusto. —Nicole se levantó con algo de dolor, debía mejorar pronto para seguir con su trabajo con el caso de Steve y el trabajo que les había pedido Gino.

—Quizás ella es heterosexual.

—¿Recuerdas el día en que nos fuimos a Inglaterra? —Stephen asintió. —Ella es esa chica, estoy casi segura que ella no es 100% heterosexual y le gusto, pero es confuso cuando la mayor parte del tiempo me mira con algo de lástima.

—Tienes que apresurarte en saberlo, el caso avanza con rapidez y si queremos usar nuestro plan debemos hacerlo pronto para matar dos pájaros de un tiro. —Nicole asintió.

—Lo sé, pero no puedo simplemente besarle o algo más así como si nada, se supone que estaba enamorada de Beatrice, además no podemos hacer que ella se aleje, ella está en mis manos.

—Pues debes encontrar la forma en que ella al menos confíe en nosotros mientras cae en tus juegos. —Stephen tomó un poco de su cerveza. —Ya no quiero seguir trabajando con ese tipo, mientras menos favores le queden mejor para nosotros y Shannon. —La joven latina asintió. —¿Saldrás? —El castaño notó como Nicole se estaba cambiando la ropa luego de ponerse su vendaje.

—Si, debo resolver algunos asuntos.

—Ten cuidado. —Nicole asintió arreglándose su chaqueta de cuero.

—Procura irte antes de que vuelva, y ordena todo este desastre que dejaste en mi departamento. —Stephen asintió antes de volver a ver la gran televisión que tenía Nicole en su pared.

Nicole llamó un taxi para ir al otro lado de la ciudad, ella iba a ir al antiguo barrio que la vio crecer cuando era una niña, ella debía arreglar la casa que le había dado Carmen para poder arrendarla una vez más pues los antiguos arrendatarios se habían mudado. La idea no le agradaba para nada, ella esperaba que su madre biológica o su pareja no estuvieran al lado. Cuando bajó del taxi miró la casa de Carmen con una pequeña sonrisa, el jardín seguía igual como ella lo recordaba, agradeció mentalmente que sus antiguos arrendatarios cuidaran las flores. Cuando miró la casa vecina su sonrisa se borró al notar que aquella seguía tan deplorable como siempre.

Nicole se acercó y tomó la caja de pintura blanca que había encargado que llevaran ahí y entró a la tan familiar casa que ahora estaba completamente vacía. Dejó la caja en el salón y empezó a tomar los diarios que había traído anteriormente, ella tenía el dinero para contratar a alguien para que hiciera ese trabajo, pero ella prefería hacerlo por su propia cuenta, esa casa necesitaba el cuidado especial y el toque de ella, al menos eso solía decir Carmen cuando Nicole le ayudaba en algo de su casa.

Se le hizo algo difícil pintar en su estado, pero pudo avanzar un poco antes de que empezara el atardecer. Cerró las pinturas y abrió algunas ventanas, salió afuera un momento y tomó uno de sus cigarrillos para empezar a fumar mientras esperaba que la casa se ventilara un poco. Su mirada estaba en un punto fijo cuando escuchó vidrio romperse, Malcolm.

Nicole miró la casa vecina y vio la luz de la sala prendida, soltó un poco de humo suspirando, escuchó otro fuerte ruido antes de que un hombre saliera con una cerveza en su mano. Para la joven latina no fue difícil identificar que era el esposo de su madre biológica, a pesar de los años y su aspecto físico no podía olvidarle. Los años habían pasado y Malcolm ya no era ese hombre "apuesto" que había llevado su madre a casa, ahora era un hombre miserable, al menos más de lo que solía ser. Nicole para evitar problemas, botó el cigarrillo y entró a la casa para cerrar las ventanas e irse de ahí.

Cuando salió de la casa y esperaba al taxi que había llamado escuchó esa voz, esa maldita voz que tanto detestaba.

- Hey, tú. - Ella no se molestó en girarse. - ¿Qué hace una chica como tú aquí? - Nicole se empezaba a enfadar, ella ya no tenía el mismo auto control que tuvo cuando era más joven.

- No es de tu incumbencia, Malcolm. - Ella se giró a mirar al hombre que permanecía en el pórtico.

- Pero mira quien ha traído el viento, es la estúpida niña que escapó de casa, ¿Cómo está Shannon?, desde hace mucho no recibo el dinero que me prometió. - Nicole sabía que Shannon le había ofrecido dinero a Malcolm para conseguir su custodia, la había costado convencer a Shannon para que dejara de hacerlo.

- Tú no mereces ni un sólo centavo, además hace mucho que ya soy mayor de edad, estúpido.

- ¿Cómo me has llamado?

- Lo siento, debí decirte hijo de puta. - El hombre bajó las escaleras enfurecido, su rostro estaba completamente rojo y su vena de la frente estaba marcada, Nicole había conseguido lo que quería, ella por fin lo iba a enfretar.

Malcolm tomó el cuello de su cazadora y la empujó a uno de los autos que estaba estacionado en la acera, Nicole estaba herida aún y sus heridas aún no curaban por completo, pero ella era capaz de darle una paliza con facilidad. Cuando iba a soltarse de Malcolm el detective Quinn apareció sorprendiéndole y apartó al hombre de ella de un solo empujón.

—¿Quién diablos eres? —Malcolm dijo enfadado.

—Soy el detective Quinn, —Él le enseñó su placa de policía. —creo que usted sabe que lo que acaba de hacer se considera agresión.

—Ella me ha provocado. —Malcolm trató de excusarse, pero al notar la mirada que le dio el detective supo que eso no funcionaría con él.

—Creo que usted ya es lo suficientemente mayor como para controlar sus impulsos, no hay excusas para la violencia, menos a una mujer. —Nicole arregló su ropa algo enfadada, la habían seguido y ella no se había dado cuenta, además el detective había arruinado su meta de golpear a Malcolm. —¿Está usted bien? —Nicole asintió bajando la mirada. — Le llevaremos a la comisaría...

—No. —Lo detuvo rápidamente Nicole. —Dejelo así. —Si bien tenía un grado de odio con su madre, sabía que las repercusiones las recibiría ella.

—¿Está segura? —Ella asintió mirando al hombre.

—De todas formas no hay pruebas suficientes para enviarlo a la cárcel con lo que ha pasado ahora, eso no servirá de nada. —Suspiró. —¿Me puede llevar a casa? —El detective asintió.

—Es el auto negro estacionado en la esquina. —Nicole asintió empezando a caminar lentamente, como si aún le costara.

—Escuche, como me entere de que usted a agredido a alguien me encargaré de que el tiempo que pase entre las rejas, aunque sea solo una noche, sea el peor tiempo de su vida. —El detective le amenazó antes de irse al auto, Malcolm sólo limpió su ropa enfadado. —¿Usted conoce a ese hombre? —Nicole sólo asintió, ella estaba enfadada. —¿Qué hacía en este lugar?

—¿Por qué me ha seguido?

—Señorita García, usted tiene una escolta las 24 horas del día, pensé que la fiscal Robbins se lo había comentado. —Nicole negó. —Bueno, ahora lo sabe. Usted se encuentra en un caso complicado, aunque ya lo debe saber, gracias a usted por fin podremos llevar a Steve Collins a la cárcel, es el testigo fundamental de todo el caso. Muchos tratarán de hacerle daño y no sé con cuánta suerte correrá esas veces.

—Muchas gracias, detective Quinn. —Ella fingió una sonrisa agradecida, aunque lo único que quería hacer era golpear algo, ella seguía enfadada.

Killer Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora