Capítulo 43

185 27 3
                                    

"Ella"  

Hace 2 semanas

Tres meses en los que tuve para haber solucionado todo. Tres meses en los que podría haber pensado sobre una mejor solución. Tres meses en los que no había hecho absolutamente nada y ni siquiera por estar ocupándome de mi hija, sino por la culpa de las pesadillas las cuales se hacían cada vez más y más constantes.

Era tan irritante. Estas ocupaban gran parte de mi tiempo y eso me agotaba.

Noches seguidas en las que me levantaba gritando y empapada de sudor. Días en los que estas me ocasionaban insomnio o me daban ganas de tomar pastillas para dormir; sin embargo, debía cuidar a Paula y no podía darme ese lujo.

Ella tampoco estaba durmiendo bien ya que se levantaba a causa mía. Aún no me atrevía a dejarla sola en un cuarto por lo que ambas compartíamos uno.

Mi niña ya tenía 4 años e iba al nido. Las profesoras en los últimos meses me habían dicho que ella tenía exceso de sueño durante sus clases. Me sentía culpable de ello, así que decidí ir a múltiples psiquiatras a pedir ayuda, pero todos querían que me vaya a un psicólogo a que les cuente sobre mi vida y eso a mí no me agradaba nada.

Lo único que les decía era que tenía constantes pesadillas con una persona y que cada vez el nivel de temor aumentaba más.

Uno de los últimos psiquiatras, en una de sus citas me dijo que si no quería contar nada a gente desconocida sería mejor que busque a gente de confianza.

—¿Pero qué pasa si la vida te enseñó a no confiar en nadie? —le había respondido.

—Entonces solo te queda seguir sufriendo sola —me respondió.

Ese señor me había caído muy bien. Yo ya no podía afrontar mi miedo ya que el que lo originaba estaba muerto. Lo único que podía hacer ahora era superarlo.

Esta vez debería ser egoísta y no pensar en la felicidad de la niña que él adoptaría sino en la mía.

Era ahora o nunca.

****

Para muchos esta decisión sería bastante fácil, pero para mí que siempre busco no incomodar a las personas y poner sus prioridades antes que las mías es algo sin una solución equitativa.

Me había levantado temprano aquel día. Me cambié lo más rápido posible y amarré mi cabello de una manera desordenada antes de ir a encontrar a mi hija.

Cuando llegué al cuarto ella ya estaba despierta y jugando en su cama con algunos peluches nuevos.

Habíamos tenido una pequeña conversación antes de que empiece a cambiarla. Cuando mi hija nació, me prometí que no la trataría como algo inferior. Como madre era mi deber preguntarle que pensaba de algunas decisiones que tomaba y si estaba de acuerdo con otras.

Ella había preguntado a donde iríamos, a lo que yo le había respondido con "Ya lo averiguarás". No podía decirle nada cuando aún no tenía claro si Bruce la iba a reconocer o no.

Llegamos a su casa alrededor de las 12 pm. Desde el exterior de la casa todo lucía muy tranquilo y cuando toqué minutos más tarde la puerta nadie abrió.

¿A dónde habrá ido? ¿Será el destino?

-Vayámonos, amor. Tal vez lo encontremos por el camino de regreso a casa.

Ella asintió con la cabeza y caminamos una al lado de la otra y como siempre ella agarraba con su ya-no-tan-pequeña mano mi pantalón para no perderse.

Cuando ella decidió irse [COMPLETA-EN EDICIÓN] - 1ER LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora