Capítulo 47

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Bruce

<FLASHBACK>

Hace 16 años

Apenas llegamos a casa, llevé a Caleb al baño y lo metí a la ducha. Él estaba en un estado de shock desde que habíamos salido del río así que para facilitarle las cosas, introduje un pequeño banco para que se sentara mientras lo bañaba.

Horas más tardes, cuando ambos ya estábamos completamente limpios, llegó papá. Mi hermano estaba echado en su cama dándome la espalda.

Me sentía culpable. Sentía que podría haber hecho las cosas mucho mejor, que hubiera podido evitar esto. Caleb no tenía la culpa de todo; él era solo un niño que no tenía idea del peligro que estaba corriendo al ir al río.

Lo peor es que él desde que conoció a Ethan, lo había amado como si fuera su hermano. Siempre andaban juntos para todo lugar. Se complementaban bastante bien y pensar que no crecerían juntos haría la vida de mi hermano horrible y monótona.

A mí también me afectaba muchísimo pero no podía dejar que eso me hunda. Todavía tenía que ver como sacar a Caleb de esta.

—¡Hijo! ¡Aquí estás! Me tenías preocupado. ¿Por qué no contestas?

No le respondí. ¿Y si me echaba la culpa? ¿Y si les decía que yo lo había matado? Joder. Pero me meterían a la cárcel.

—¿Qué ha pasado? ¿Dónde están los chicos? ¿Por qué tienes esa cara? -Sus preguntas eran como bombardeos. Necesitaba tiempo para idear algo. ¿No podría mi padre desaparecer solo por unas horas... o tal vez días...? —¡Bruce! ¡Reacciona! ¡¿Dónde está mi hijo?!

—Está adentro —dije señalando la puerta de su habitación que estaba detrás mío.

—Muy bien. Déjame entrar.

—No.

—¿Perdón?

—Papá. Necesito hablar contigo en privado. ¿Podemos ir a tu oficina? Mi hermano no puede escuchar esto.

Él me miró extrañado pero finalmente aceptó.

****

El sonido de unos gritos me despertaron por la madrugada. Me pareció muy raro ya que las pastillas de dormir solían causarme sueño pesado y nada me levantaba después de tomarlas. ¿Sería que mi organismo se estaba acostumbrando a ellas?

El grito volvió a escucharse sacándome de mis pensamientos. Mis medicamentos me volvían lento y tonto por lo que me costó bastante levantarme de mi cama.

—¡SUÉLTALO! ¡ÉL ES SOLO UN NIÑO! -Era la voz de mi madre la que gritaba.

Salí de mi habitación apoyándome en la pared para no caerme. —Por favor, no le hagas daño —rogó ella.

Aquellas palabras me pusieron en estado de alerta. Algo malo estaba pasando.

Seguí caminando siguiendo el sonido de pasos hasta que llegué a la habitación que Ethan usaba cuando se quedaba en la casa a dormir. ¿Qué está pasando? ¿Por qué el cuarto de mi primo estaba abierto cuando se supone que esta tenía prohibido el ingreso después de lo sucedido?

Me acerqué más hasta que llegué a la puerta, la cual estaba un poco abierta. No me atrevía a entrar por lo que me puse a observar por la abertura.

Lo primero que me llamó la atención al observar dentro de la habitación era que la alfombra tenía pequeñas manchas de sangre; las seguí con mi vista hasta que vi un bulto encima de esta. 

Cuando ella decidió irse [COMPLETA-EN EDICIÓN] - 1ER LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora