Cuando ella decidió irse [COMPLETA-EN EDICIÓN] - 1ER LIBRO

Capítulo 28

"Ella"  

Hace 5 años

—¿Hace cuánto tiempo estás ahí parada? —preguntó Bruce adormilado, recién levantándose.

—Hace un rato. —le sonrío—. ¿Cómo te sientes?

—Como si pudiera cargarte y correr un kilómetro contigo en mis brazos.

Habían pasado exactamente dos meses desde el accidente de Bruce. La rehabilitación había hecho lo suyo y aunque aún no podía caminar mucho, ya podía pararse por sí solo.

—Jaja. Eso sería estupendo, pero por el momento me conformo con una abrazo de 3 segundos.

Se rió.—Cuando no tú, quitándole toda la diversión al asunto.

—Lo sé. Soy una aguafiestas.-Me levante del sillón del cuarto del hospital donde mi prometido prácticamente vivía ahora. —¿Has sabido algo sobre la herida de Tatiana? ¿Cómo está ella? —le pregunto.

Estos días he estado experimentando los agonizantes síntomas del embarazo y Tatiana ha estado quedándose con él en mi lugar. Ella era la única que sabía toda la verdad sobre mis constantes nauseas y vómitos; los demás pensaban que era el estrés y no desconfiaban porque Bruce estaba en el hospital y él y yo teniendo sexo era imposible en su estado.

Pero eso había sido mucho antes de eso. ¿Como alrededor de 2 semanas?

—Ella está muy bien. La verdad me sorprende mucho que no haya hecho todo un escándalo por eso. Sabes lo mucho que le importa su físico y eso será toda una valla cuando quiera tener relaciones.

—Sí. Me preocupa que pueda llegar a odiarme. Ella siempre lo ha sido todo para mí. No merecía que le hagan esto por culpa mía.

—No te culpes por cosas que no has hecho. Lo único que te ocasionarás es más estrés del que tienes y ya me han contado que el motivo por el que no vienes a verme es por eso mismo.

—Estoy bien, Bruce —me acerco a él—. Bueno, debo irme. Si necesitas algo llámame, ¿sí?

—No te preguntaré a donde vas, porque sé que evitarás mi pregunta.-Él se levanta de la cama ortopédica y me acerco más para evitar que se sobreesfuerce. —Solo prométeme que estarás bien —dice mientras toma mis manos entre las suyas, un gesto que cada cierto tiempo hace para hacerme recordar que tengo alguien que lucha por mí. Por ello debo seguir viviendo; en agradecimiento.

—Te lo prometo, amor.

****

Después de preguntarle a la enfermera si podría de una vez darme de alta y de que ella me diera mis resultados de mi última prueba de sangre la cual resulto ser más optimista de lo que esperaba, me dirigí a una clínica privada para realizarme mi primera ecografía.

No podía realizarla en el hospital, debido a que alguien podría enterarse y decirle a los chicos por error. Tenía que ser precavida, aún no estaba segura si iba a tener a este bebé. El peligro de un aborto espontáneo había desaparecido, pero si iba a deshacerme de mi hijo quería ser consciente de realmente querer tomar esa decisión. 

Ingresé a la clínica, esta era de 5 pisos y según me indicaron en recepción, el área de ecografías era en el tercero. Después de haber pagado me senté en la sala de espera, esperando mi turno. Me registré con documentos falsos para no levantar sospechas, tenía todo planeado.

—Supongo que la bebé tiene 3 meses, ¿no es cierto?

—¿Disculpe? -Volteo a ver quién es la persona que me está dirigiendo la palabra.