Capítulo 25

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Jhon

Hace 6 años

Después de la llamada que tuve con mi princesa, todo estaba en orden. Ella no era como antes, ahora era más inteligente, más alta, más madura, más perfecta; pero...seguía siendo lo suficientemente ingenua como para tener el coraje de entregarme a la policía.
Era más que obvio que al decirme "pagarás por todo lo que has hecho" se refería a que lo pagaría en el nombre de la ley.

Tan ilusa. No se daba cuenta que nada nos podría separar; ni siquiera la muerte misma.

Me ubicaba en la comisaría más cercana al hospital donde su prometido estaba internado con un nombre falso. Al parecer estaban preparados para cosas como esas; cada uno tenía su propia identidad falsa. Pronto llegaría ella a "entregarme a la policía".

¿Qué? ¿Me vas a denunciar? - quería decirle. Aunque tuve que reservarlo para después; no quería arruinar esta oportunidad. Finalmente la vería. Obviamente en otras ocasiones había logrado verla; pero para mi mala suerte cada vez que me daba cuenta que ella estaba ahí, era demasiado tarde y no llegaba a ver su rostro. Había visto cuanto había crecido, como era la nueva forma de su cuerpo y el color de su cabello. También sabía de memoria como su voz se escuchaba cuando estaba triste, molesta y desesperanzada. Todo eso no era suficiente, extrañaba ver sus expresiones faciales y esos ojos que me traían loco cuando destellaban dolor.

Faltaba poco para que nos encontremos nuevamente, para que disfrutemos el uno del otro. Para empezar a estar juntos como desde un principio debería haber sido. Solo aguanta un poco más, Jhon. Pronto podrás volver a ser feliz. Mamá estaría orgullosa de ti.

Mamá. Mamá. Mamá. Mamá. Cuanto daño mi padre le hizo para que finalmente decidiera acabar con su vida. Ella decidió irse y dejarme solo; por ello al principio la odié, pero con el tiempo logré entenderla. Su vida sin su esposo, no tenía sentido. Mi padre fue un ser despreciable al dejarla; él no merecía mi perdón, él merecía morir y pagar sus pecados en el infierno.

Hasta que mi princesa llegó a mi vida. Me enamoré a primera vista y mi meta en ese momento fue llegar a conocerla más a fondo. Todo en ella me gustaba hasta el punto en que no podía pensar en cosas que no fueran ella. Mi princesa era una chica muy discriminada en el colegio, pero al estar a mi lado eso cambió. La gente que la rodeaban empezó a interesarse más en ella y hasta logró hacer amigos. Finalmente después de meses de conocerla la vi sonreír de verdad. Ella era feliz y yo también. Juntarnos nos hacía bien a ambos, así que decidí contarle más sobre mi vida personal, más sobre mis padres.

Cuando le hablé sobre el tema, le conté las ganas que tenía de matar a mi padre. Pensé que eso la haría alejarse de mí y tenerme miedo como toda la gente con la que compartí ese sentimiento. Por el contrario, ella me miró a los ojos de una manera tan sincera que hizo que mi corazón latiera con fuerza y me abrazó.

Lo que sientes es odio, Jhon. Eso te está consumiendo —me dijo ella. Alzó su cabeza para seguir mirándome—. Debes dejarla ir. Tu mamá no hubiera querido que trates de hacer venganza por ella.

Desde ese día, supe que mi corazón ya no me pertenecía. Ella era la que lo hacía latir y si no la tenía a mi lado, yo no podría vivir.

El sonido de un carraspeo, me sacó de mis pensamientos. Alcé la mirada.

—¿Sí, señorita? ¿La puedo ayudar en algo? —preguntó uno de mis agentes a la mujer que estaba al otro lado del mostrador.

—Quiero poner una denuncia. Tengo evidencia suficiente. -Esa voz...

—Muy bien. Cuénteme que ha pasado.

—Aquí no. Necesita ser... -No presté atención a las palabras que seguían. Mis oídos estaban demasiado ocupados escuchando la estruendosa sinfonía que tocaba los latidos de mi corazón.

Cuando ella decidió irse [COMPLETA-EN EDICIÓN] - 1ER LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora