Capítulo 55

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"Ella"

—¡Hasta que por fin me contestas el teléfono!

—¿Aló? ¿Quién es?

—Tonta, soy Eduardo. Ábreme, estoy afuera desde hace 10 minutos. Me estoy congelando de frío, apúrate.

—¿Qué? ¿Pero qué hora es?

—Las 8 pm. ¿Estás bien? Te escuchas fatal.

—Ya voy. -Colgué y me levanté de la cama. Aún no era temprano pero me sentía realmente cansada. Había sido un día agotador. Paula ya sabía que Bruce era su padre, obviamente omití toda la información sobre que había sido secuestrada; aún así ella lloró mucho. No quería aceptarlo, ella había creído que su padre era Darren todo este tiempo, solo que yo no lo admitía por alguna razón extraña.

Era mi culpa que se haya encariñado con él, pero era mejor que sepa la verdad ahora; sino sería demasiado tarde y mucho más lamentable para ella.

Llegué a la puerta, media sonámbula y le saqué el seguro. —¡Ya puedes abrir! —grité.

—¡Ya era hora! ¿Por qué no me abrías? Espera. ¿Estabas enrollándote en la cama con Darren?

Me reí ante tan ridícula pregunta. —¿Te estás transformando en un total imbécil o qué?

—¿Quién se enrolló conmigo? —preguntó Darren saliendo de las sombras. Supongo lo habíamos levantado.

—Lo siento. Tenía que preguntarlo. Por cierto, Bruce me envió un mensaje.

—¿Mensaje?

—Sí. Quiere saber como está su hija.

—¿Y por qué no viene él a ver? —habló Darren.

Lo miré. —Le informé que no debía venir hasta que le avise.

—Ah. Bueno en eso ya no me meto, seguiré durmiendo. Cuídate, Eduardo.

—Igual —le contestó haciendo un gesto con su mano, despidiéndose. Cuando me aseguré de que se había ido por completo le golpeé a Eduardo en la frente.

—Auch.

—¿Cómo se te ocurre decir eso? —susurré—. Si mi hija no estuviera durmiendo en la habitación de a lado te pegaría hasta que ruegues por perdón.

—Tan linda mi mejor amiga.

—Demoraste mucho. ¿Por qué no has venido antes?

—¿Qué? Me extrañabas.

—No. Solo que quiero que cuides a Paula para poder dormir todo el día.

—Muy graciosa. Ahora dime, ¿cuál es la razón de tus lágrimas?

Sonreí. —¿Se me nota tanto?

—Pareces mi abuela con tus ojos tan hinchados.

Hice una expresión de asco. Darren me había visto así, que desagradable.

—Le dije todo a Paula. Lloró y yo lloré con ella hasta que ambas caímos dormidas. Lo siento, Darren también me ayudó a calmarla, supongo que se quedó dormido por todo el esfuerzo que hizo. ¿Cuánto tiempo estuviste tocando?

—No te preocupes. Te he esperado más tiempo que este y en peores condiciones climáticas.

Era cierto. Suspiré. —Necesito salir de aquí.

—¿Quieres ir a tomar un café?

—Esta bien. Deja me arreglo un poco.

—¿Qué? ¿Quieres buscar pretendiente?

Cuando ella decidió irse [COMPLETA-EN EDICIÓN] - 1ER LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora