Mi historia

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Solo tengo 18 años y he pasado cosas que me han hecho una persona fuerte. Desde niña soñaba con cuentos de hadas. Soñaba que algún día (en mi adolescencia) llegaría ese tan anhelado "principe azul" y que viviriamos felices por siempre. Bah, hasta me da asco decirlo. Eso era ayer. Ya hoy pienso diferente. Ciertas experiencias que he vivido me han hecho dudar de que si algún día existirá el amor para mi. Primero, "la típica" historia. Te gusta alguien y no eres correspondida. Creeme que es duro vivirlo ya que practicamente ha sido la historia de mi vida. Te levantas cada mañana, te arreglas, tratas de verte lo más linda que puedas. Simplemente con la esperanza de que esa persona voltee a mirarte. Pero al final, no pasa nada. Sueñas, te ilusionas y hasta te imaginas una vida juntos, pero nada pasa, (que inmadura era). Llega un momento en que te culpas. En el que te sientes responsable de no ser correspondida. Y empiezas a cuestionarte. "¿Por qué no soy tan linda como ella?" "¿Por qué soy tan tímida y no puedo hablarle?" "¿Por qué tengo que ser así?" Empiezas a ser dura contigo misma. Y tu misma te haces daño. Y está mal. No está bien que te sientas pésimo por una persona que no le importas, que no sabe tu nombre, por una persona que no te merece. Para que alguien te acepte y te quiera, tienes que comenzar a aceptarte y quererte tu misma. Ser tu misma y no pretender ser alguien más. Arreglate, ponte bonita, sonríe, pero para tí. Que tu seas la única dueña de tu felicidad. Cuando comienzes a amarte, te sentirás mejor, tendraz más confiaza en tí misma y seráz una persona más segura. Ese era mi norte. Lo era hasta que él llegó. Es increible como alguien que llega de la nada, te haga cambiar de pensar y por tu inmadures, te dejás llevar. Sientes que llegó tu momento, que lo que tanto soñabas, ya habia llegado. Pero no fué así. Nunca me quiso. Solo fuí una más en su lista. Una más que ilusionar, una más a quien venderle cuentos baratos y palabras y sentimientos falsos. Nunca lo amé. Pero sí lo quise. Creía en él. Asi que volví a caer en el vacío. Sufrí y no por él, sino por mi inmadurez y la estupidez que cometí de haber confiado en él. Lo superé. Ya habia aprendido mi lección. Pero entonces, llega alguien más. El era distinto. Yo me mostré fría y cuidadosa al principio. No queria volver a ser la estúpida de antes. Pero su forma de hablarme, de tratarme, sus "te quiero" inesperados, me hicieron caer otra vez. Me empezó a gustar y mucho. Pero entonces llegó ella (aunque siempre estubo) y todo cambió. Él ya tenía dueña. Otra desepción más. Entonces me cansé de soñar con cosas que jamás pasarán. Me canse de ser dura conmigo misma. De hecharme la culpa. De ver como las demás personas eran felices mientras yo me quebraba por dentro. Así que simplemente perdí la esperanza. Perdí la ilusión del enamoramiento (aunque nunca lo he sentido). Simplemente pensé que el amor no era para mi. Al menos no por ahora. Y decidí no fijarme en nadie, no ilusionarme y no cometer los mismos errores que cometí. Empezar a amarme y valorarme. Y no preocuparme por el "qué dirán". Ser yo sin tener miedo a expresarme. No tener tantas preocupaciones y dejarle todo mis problemas a Dios. Ya que él es fiel, el siempre me escucha y nunca me ha dejado sola. Él me conoce mejor que nadie. Jamás pensé que la adolescencia sería tan dura y llena de inseguridades. Puede que diga que ya no creo en el amor o que perdí las esperanzas, pero no es cierto. Yo soy testigo de que el verdadero amor existe, como el amor de mis padres. Y sé que algún día, cuando menos me lo espere, esa persona llegará. Y le dará luz a mi vida. Me hará volver a confiar, a volver a soñar. Yo sé que está en algun lugar, solo hace falta esperar. De que a veces me desespero y me deprimo cuando veo a mis amistades tan enamoradas de sus parejas, sí lo hago. No es fácil ser "la chaperona" siempre. La que te escucha y te da consejos de amor cuando nunca los ha expirementado. Pero sé que al final todo tendrá una recompenza. Y que las lágrimas que alguna vez derramé mientras me despreciaba, mientras temía por la soledad. Se convertirán en lágrimas de felicidad. Soy una persona con mucha fé. Una persona fuerte, con inseguridades y complejos como todos. Pero que está aprendiendo a aceptarse y valorarse. Que aprende de experiencias de otros. Con días buenos y malos. Pero con muchos sueños y metas por cumplir. Que con la ayuda de Dios los cumpliré. Todavia me queda toda una vida por delante, llena de aventuras, de lágrimas y risas. Pero sobre todo, con mucha fuerza para soportar cualquier adversidad y nunca darme por vencida. Mientras tanto, seguiré sobreviviendo.

Desahogos InternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora