Esta historia cuenta de una hermosa rosa. Una rosa a la que ha llegado el momento de su invierno. Floreció en plena primavera, era una de las más hermosas de todas. No solo por su belleza natural, sino por su fuerza y rudeza. Ese rojo intenso en sus pétalos. Esas espinas afiladas que impedía que no cualquier persona la poseyera. Muchos intentaron tomarla, pero en vez de ser sus espinas quien hiriera sus manos, las manos de esas personas la herían a ella. Esas espinas caían y sus raíces se debilitaban. El agua y los nutrientes ya no llegaban casi y poco a poco se marchitaba. Llegó el verano y lentamente se iba quemando. Estaba muriendo. La hermosa flor que una vez fue, ya se estaba extinguiendo. En medio del otoño, pensaba que seria su final, que moriría antes del invierno pues no contaba con la fuerza suficiente para prepararse a el. El viento se llevaba cada una de sus hojas, ya estaba lista, ya estaba preparada. Pero así como el viento la hacia cenizas, unas manos llegaron. Unas manos que no intento arrancarla, unas manos que la tomo para cuidarla y cultivarla, para que floreciera otra vez. Las manos corto sus espinas, esas espinas que ella misma se puso, solo eran símbolo de inseguridad y confusión. La lleno de agua, suficiente luz, la cuido. La flor iba tomando color iba floreciendo nuevamente, volvía a retomar su belleza y hermosura natural. Se veía mejor que nunca. Pero con ese mismo amor que las manos cuidaron de ella, la tomaron y cultivaron en el mismo lugar. Esta vez ya no tenia esas manos que la ayudaran, ya nadie la salvaria. Ahora le tocaba a ella misma mantenerse roja y hermosa. Reunir fuerzas para sobrepasar cualquier estación sin quemarse ni marchitarse. Llegó el invierno, así que ella misma tomo escarcha y decidió congelarse. Quedarse viva y estática, esperando el momento de que llegue su primavera. Esa primavera que la hará renacer y florecer mejor que nunca.
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Desahogos Internos
AlteleTe invito a que me acompañes en mi camino. Toma asiento y deléitate. Se testigo de cada risa, cada agonía, cada lagrima, cada tristeza, cada alegría, cada momento de mi caótica vida. De lo que viene y lo que va, de lo que duele y destroza y de lo qu...