Desahogos Internos

Espejo

Tan solo una pieza de cristal utilizada para proyectar nuestro reflejo. Nos paramos frente a él en tantas ocasiones, de tantas maneras distintas. Nos miramos desde los dedos de los pies hasta las raíces del cabello. Pero entonces llega la tortura, la agonia, el sufrimiento y el complejo. En vez de admirarnos, nos juzgamos. Señalamos y determinamos a esa imagen de nuestro cuerpo como ingrata he imperfecta, sin valor y sin belleza. La ironia es que cuando nos vemos en el espejo en vez de buscar y admirar esas cosas que estan bien y tienen un buen mirar, observamos aquellas cosas que no nos gusta, y ya nos señalamos como imperfectas, ya determinamos ser horrible y una basura. Cuando en realidad no debe ser asi. Al ver el reflejo de nuestro cuerpo hay que admirarlo como a una obra de arte, como el mismisimo cuadro de Van Gogh. En vez de buscar imperfecciones, debemos empezar a observarlo con más detenimiento, profundizar en la imagen y verdaderamente admirarla. No hay 10,000 copias de tu cuerpo publicadas en todo el mundo, es única y exclusivamente tuyo por tal razón lo hace doblemente especial. No rompas el vidrio llena de odio y desesperación, no te enojes, no te odies. ¿Para que odiarte? Solo pierdes tu tiempo y tu valor propio. Despues de unos años el rostro se llenará de arrugas y el cabello de canas, la belleza se irá y aquellos que te rodean te verán y solo pensarán en la persona que eres y mediran el tamaño de tu corazón. Nadie nos querrá, ni nos tomará encerio, si primeramente no comenzamos a aceptarnos y amarnos tal cual somos con todo y defectos y con todo e imperfecciones. Despues de todo, la perfección no existe. Por tal razón, no pierdas tu tiempo acomplejandote, al final, no conseguiras nada. Mirate al espejo, sonrie, admirate, ámate y aceptate tal cual eres. Estoy segura que el espejo brillará más. Ninguna como tu, eres hermosa, tenlo siempre claro. Se todo una reina y date valor. Asi que la proxima vez que te pares en el espejo admira esa obra de arte que eres y dale valor a esa figura especial que nadie más posee.