Destello

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Dentro de una cueva, en la oscuridad de la noche y el abundante frío, una luz se asomo a la entrada. Un pequeño destello brillante. Como un cavernícola curioso fui tras el. No sabia a donde iba ni a donde iba a parar. Cientos de bestias salvajes me vigilaban y en cualquier momento una me podría atacar. Pero mis ojos se cegaron y solo se enfocaron en aquella luz. Pensé que era el mismo sol. Que podría alcanzarlo y tenerlo para mi y así no vivir más en la oscuridad. Cuando llevo horas caminando y mis pies ya me fallaban, el pequeño destello se detuvo. Se paro al frente de mi. Me acerco a él, intento tocarlo y me quemo. Vuelvo a tratar y me vuelvo a quemar. No entendía por qué algo tan hermoso y alucinante, me maltrataba, me hería. Ese destello de luz, esa pequeña parte del sol era la llave para no vivir más a oscuras, era mi salvación, mas sin embargo no podía sostenerlo. Entonces me sentí como en un museo de arte. Puedes contemplar la obra más hermosa, pero no puedes tocarla. Puede ser lo más confusa y aun así intentas designarla, pero no puedes hacer nada. Solo te queda el derecho de imaginarte como sería la sensación de tenerla en las manos, de que sea tuyo. Al menos eso hice, me senté en el suelo y solo contemple de lejos tan hermoso he intocable destello. Y así como de la nada la chispa se encendió y me trajo hasta aquí, vino un torbellino y la apagó. Dejándome en el medio del bosque hundida en la hostil oscuridad.

Desahogos InternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora