Bon Voyage

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Ya ha pasado más de un mes que ya no estás. Ya lloré todo lo que tenia que llorar y mi momento de sufrir acaba de terminar. Ahora simplemente me siento y veo nuestro tiempo juntos como una película en mi mente. Lleno de momentos felices y no tan felices. Recuerdo muy bien cada detalle, cada risa y cada lágrima a tu lado. También recuerdo todas esas veces que te pedí que no te fueras de mi vida y siempre me dijiste que no te irías. Sin embargo, fue lo primero que hiciste cuando las cosas se tornaron difíciles. Simplemente estaba al final de tu lista de prioridades. Ese día, ese momento mientras hablabas y me dabas tus razones para irte nunca me diste una para quedarte. Yo solo te escuché y ni siquiera te dije lo que pensaba solo dije: "okay, entiendo" nada más. Sabia que si hablaba, si te reclamaba iba a explotar en llanto y no quería recordar mi último día contigo hecho todo un desastre. Pero ahora quisiera decirte tantas cosas, ahora puedo entenderlo todo y ver las cosas sin una venda en los ojos. Me acuerdo muy bien cuando me contaste esa vez que te rompieron el corazón y como lloraste y sufriste por ella. Ella solo te ilusiono y luego te dejó. Eso exactamente fue lo que hiciste tu. Me ilusionaste, me llenabas la cabeza de tantas babosadas, creía que por primera vez en mi vida la vida me sonreía y por fin podría tener esa oportunidad con alguien que siempre esperé, pero hiciste exactamente lo que te hicieron a ti. Echarte para atrás y dejarme. Tampoco te preocupaste, tampoco pudiste tomar dos segundos de tu vida y preguntarme si estaba bien. Simplemente no te importó. "Cuando me vaya, que te bañes, si quieres llora". Esas fueron tus palabras, que dijiste tan normal como si fuera tan fácil lo que estaba sintiendo en aquel entonces. "Podemos ser amigos" eso dijiste y lo intente, trate de ser tu amiga y nada más, pero vi en ti que te daba lo mismo, que no te importaba si seguía en tu vida o no. Siempre te buscaba y tu no a mi. Así que deje de hacerlo, ¿y sabes que? Aun es el día que tu no lo has hecho. Ya no espero a que lo hagas. Hay veces que solo quiero escribirte y saber de ti pero es mejor dejar las cosas así. No te guardo ningún rencor. Pero jamás te olvidaré. ¿Sabes por que? Porque fuiste esa persona que con una aguja cosió y reparó mi corazón, la persona que con esa misma aguja la clavo en mi corazón y lo rompió en dos. Que talento y poder el tuyo. Solo te pediré una cosa, jamás le hagas a nadie más lo que me hiciste a mi y si no estas seguro de lo que sientes, no digas ni hagas nada. Hoy te digo gracias por romperme el corazón, gracias a ti soy más fuerte y cuidadosa ahora. Ahora me amo más y soy feliz por mi cuenta y sé que no necesito a nadie más para estarlo. Te perdono, pero solo quiero que la balanza se equilibre, que en algún momento de tu vida te mires al espejo y te des cuenta del dolor que me causaste, del patán que fuiste y lo más importante, de la perla que perdiste. Un capitán solo encuentra una perla en toda su vida y la atesora. Yo fui esa perla que tomaste y devolviste al mar y te aseguro que una como yo jamás vas a encontrar. Así que suerte en tus búsquedas de tesoros, afina bien tu brújula y reza que una tempestad no haga que tu barco se hunda. Espero que la marea te lleve por buen camino siempre y que cuando encuentres tu tesoro, notes que algo le falta: la perla que arrojaste en el camino.

Desahogos InternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora