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La llegada a Corea del Sur fue tranquila. Buscó rápidamente un medio de transporte que la llevaría al hotel. Se quedaría allí por una semana, mientras contactaba a su único cercano en esta lejana tierra: Son Sundeuk. Seguramente él la recibiría, habían sido amigos de toda la vida antes de que se mudara con sus padres a Corea en la secundaria. No habían tenido mucho contacto recientemente, pero siempre que hablaban mantenían un cariño entrañable. Era como un hermano mayor para ella. Por lo que sabía, estaba trabajando como coreógrafo en Big Hit, una empresa exitosa que había cosechado varios éxitos musicales. Sí, de seguro él la acogería apenas supiera que estaba en problemas. ¿Qué diría SUndeuk cuando supiera lo que había pasado?

Recordó a Felipe. ¿Estaría preocupado por ella?. Lo dudaba

/Flashback/

- Tenemos que hablar.- dijo _____________.

- Oh, querida, estoy tan cansado. ¿Podría ser mañana? Muero por una ducha y dormir.

Estuvo a punto de arrepentirse y dejarlo pasar. Respiró hondo e insistió.

- No, tenemos que hablar ahora.- Su tono alarmó a Felipe.

- ¿Pasa algo? – Felipe mentía tan bien, pensó ______________.

Silencio. Necesitaba valor. Siempre fue frontal y directa, pero el dolor la estaba haciendo débil.

- ¿Desde cuándo me engañas? – lo soltó de una vez. El nudo de su garganta se estaba aflojando.

- ...............

- Vamos, Felipe, ya lo sé todo. Te vi. Solo dime que te arrepientes.

- ______________, déjame explicarte...

- ¿EXPLICAR QUÉ?

Felipe pareció muy cansado en ese momento, sus ojos adquirieron un tono sombrío. Por un momento ____________ pensó que se arrepentiría, que le rogaría perdón, que le volvería a jurar su amor como cada noche a la semana en que cenaban juntos y hacían el amor. En vez de eso, percibió un cambio en su rostro, algo que jamás había visto en Felipe. _____________ sintió lo que venía.

- No me arrepiento de nada. Es más, estaba esperando que te dieras cuenta. En realidad, mi único remordimiento es no haber tenido el valor de decírtelo antes. Eres un asco. Ya no te amo.

La impresión casi hace que _________________ se desmayara. Era como tener un desconocido en frente, una persona completamente diferente al hombre con el que, hasta hace algunas horas, dormías, convivías, vivías.

- ¿Qué dijiste? – preguntó ________________. Tuvo una última esperanza de haber entendido mal.

- Eso, que ya no te amo. Ni siquiera sé si alguna vez te amé. Eres linda, no lo niego, pero no me llenas. Y déjame decirte, que últimamente hasta una puta me llena más que tú.

Por un momento ___________ tuvo el impulso de darle una bofetada. Sentía el calor subiendo por su brazo, preparado. Pero no. La derrotó la humillación, la vergüenza de ser la acreedora de esas palabras. Rompió en llanto y se odió a sí misma por esa reacción tan infantil. Pero ¡cómo dolía! Sentía que le desgarraba el pecho en una agonía que jamás había experimentado.

- Ahora, que por fin me he liberado, quiero que te vayas.- dijo Felipe.

__________________ ni siquiera se molestó en hacer las maletas. Tomó su bolso de mano, sus documentos y se marchó. Oyó a Felipe preguntarle en voz alta qué haría con el resto de sus cosas. Lo ignoró. Que se pudra ese desgraciado, pensó.

Ese fue el día que decidió desaparecer de Sudamérica.

Y también fue el día que decidió nunca más amar a un hombre.

Por supuesto, se equivocaba.


/// Nunca más ///Donde viven las historias. Descúbrelo ahora