Capítulo 4

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La noche cubrió el valle, la ciudad y el internado para niños extranjeros, las estrellas se veían como puntos iluminando con tal potencia que se podían ver algunos cometas solitarios surcar el cielo. Debido a que la ciudad era pequeña las luces de los focos no impedían que las estrellas en el horizonte hicieran su trabajo de dar luz a los valles y montañas.

El dormitorio masculino infantil se había convertido en un mar de conversaciones y preguntas en las que Seto Kaiba era el tema de conversación. El asombro y la intriga crecían, en especial cuando llegó el momento en que Kaiba tendría que acomodar sus cosas en la cama que le fue asignada. No le era placentero tener que compartir cuarto con la chuspa de los poco adinerado o pobres, como prefería llamarlos; se sentía asqueado de tener que dormir bajo el mismo techo que la "plebe", pero no le quedó de otra más que aceptar su condición ya que, después de todo, Gozaburo se lo pidió.

Mientras se acomodaba en su sitio, tras haber escuchado el sermón de algunos niños curiosos que no le dejaban ni respirar por seguirlo a todos lados, no puedo evitar recordar cuando Gozaburo le dijo que asistiera a ese lugar.

Flashback

-¿¡Qué estás diciendo!? ¿¡Qué tengo que asistir a una escuela de gente mediocre y pobre!?

-¡Silencio!

Gozaburo se levantó de su silla y con un látigo golpeó el cachete de Seto dejándolo enrojecido. Kaiba se llevó su mano a la mejilla y contuvo su rabia lo más posible.

-¡Harás lo que te ordene! Asistirás a esta escuela mientras me encuentre en ese país extranjero.

-No es la primera vez que vamos al extranjero. ¿Puedo saber por qué en esta ocasión me mandarás a estudiar a otro instituto?

-Hay un asunto que debe ser tratado en aquel país y temo que mi estadía en dicho lugar pueda demorar meses. No quiero que tú y Mokuba pierdan sus estudios.

Seto se rió por lo bajo.

-Como si te importara que aprendiéramos algo.

Gozaburo lo miró amenazadoramente, volvió a levantar su látigo y repitió su acto macabro. Esta vez la fuerza del golpe derribó a Seto al suelo; se llevó la mano a la nariz y sintió un hilo de sangre saliendo de ella mientras contenía sus lágrimas.

-No cuestiones nada de lo que te digo. Irás a esa escuela quieras o no.

Fin del flashback

El niño de cabellos castaños formó un puño con su mano que temblaba por la ira guardada en su interior. Se sentía incompetente, pero no podía mostrar debilidad ante los demás, sobre todo porque corría el riesgo de que su tristeza llegara a oídos de Mokuba que también asistiría a esa escuela pronto. Las clases para niños de preescolar por el momento no estaban disponibles a falta de alumnos, mucho tiempo atrás se impartían cursos a niños de todas las edades, sin embargo ya no había muchos niños extranjeros pequeños que necesitaran de ser internados. Aún no comprendía que asunto requería que Gozaburo se quedara por varios meses en un país que no era el suyo, sin embargo llevar la contraria a su padrastro traería consecuencias peores. Recordaba todas las torturas que le hizo ese hombre desde que lo adoptó a él y su hermano menor.

Dejó de pensar en ese asunto por miedo a que una lágrima traicionera delatara sus penas ante los niños chismosos y curiosos. Continuo sacando sus pertenencias del interior de su maleta mientras sus compañeros del dormitorio lo miraban y cuchicheaban a sus espaldas.

-¿Qué hará un niño rico aquí?

-Seguro hay algo extraño.

-¿Creen que quiera ser nuestro amigo?

Identidad PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora