Los dos pares de ojos azules se sostuvieron la mirada sorprendidos por el curioso parecido de ambos. Frente a frente se observaban con detalle; él sentado en la silla giratoria, ella de pie delante del escritorio. Algo inexplicable e incompresible los envolvió dulcemente; era una especie de atmosfera agridulce que hasta el momento ninguno había experimentado antes de conocerse. El silencio se hizo presente quitando las palabras de la boca de Tea, hasta que el joven empresario reaccionó.
-¿A qué viniste?
Tea sacudió la cabeza anonadada por la voz del hombre.
-Dime ¿a qué viniste?
Como un rayo, recordó lo que había venido a hacer a la compañía más conocida a nivel nacional del país donde vivía.
-Siento las molestias que le he causado, pero necesitaba hablar con usted urgentemente.
Kaiba arqueó la ceja incitándola a proseguir.
-Hemos recibido una orden de que dentro de una semana será derrumbado el orfanato donde vivimos.
-Es correcto. Yo mismo di esa orden.
Tea se sorprendió por el tono cínico de Kaiba dando a entender que no le importaba a quienes afectara con sus planes.
-Quiero pedirle que por favor anule esa orden y nos permita seguir en ese terreno.
Por segunda vez en el momento que llevaban juntos, un nuevo silencio incómodo se apoderó de ellos el cual se rompió tras varios minutos después, cuando Kaiba soltó una risa burlona y Tea frunció el ceño.
-¿Estás pidiéndole a Seto Kaiba que revoque la orden de demoler ese orfanato?-habló Kaiba de forma irónica fingiendo que no estaba muy enterado del asunto.
-Creo que hablé bastante claro.
Tea no perdió la serenidad, su tono indicó firmeza y convicción sobre lo que estaba pensando hacer. Eso causó que el semblante de Kaiba también fallara.
-¿Crees que pienso escuchar la palabra de una simple mujer sin clase?-un dejo de desprecio se escuchó en su voz.
-No denigre a los que no tienen su dinero, señor. Algunos tenemos más valores aunque no tengamos su fortuna.
La mano de Kaiba se cerró en un puño: era una chica valiente y atrevida.
-Para construir el nuevo parque de diversiones pienso quitar los estorbos de la ciudad. El terreno donde se encuentra ese orfelinato es perfecto para mi nuevo parque, así que no pienso retractarme de mi decisión.
-¿Cómo puede ser así?-Tea lo desafió con los ojos irradiando furia-Por una parte quiere apoyar a los niños necesitados y por otra les quita su refugio a los que no tienen familia.
-¿Es mi culpa que sean huérfanos?
Una flecha invisible atravesó el corazón de Tea, sus ojos se ensombrecieron al tiempo que abría la boca para decir, pero de ella no salía ninguna palabra. No podía creer lo que escuchó por parte del joven empresario, era lo más cruel que había oído desde que despertó a sus escasos 7 años.
-Maldito...
Aunque habló por lo bajo, Kaiba volteó con los ojos abiertos como platos.
-¿Qué dijiste?
-Maldito...
Se levantó de su silla con un brinco.
-¿Te atreves a insultarme en mi propia compañía?
Con sus manos temblando, Tea se abalanzó contra Kaiba dispuesta a golpearlo, pero este la detuvo por las muñecas. Los ojos azules de ambos se encontraron, los de ella despedían odio y los de él desprecio.
-¿Sabes que puedo encargarme de que termines en prisión si me golpeas?
-¡Eres un desgraciado!
La fuerza de ambos chocaba, Kaiba se sorprendió de que la chica tuviera la fuerza para sostenerse y rivalizar contra él. Entre ambos estaba el escritorio impidiendo que se acercaran más hasta que por fin Seto la empujó lo suficiente como para tirarla al suelo.
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Su cara reflejaba una mezcla de emociones como el miedo, la angustia y la preocupación combinadas ante lo que le habían comunicado por teléfono. Apresuradamente entró en la estación de policía donde, tras mirar a todas las direcciones, localizó a su hija sentada frente a un policía mayor que la interrogaba.
-¡Tea!
La nombrada volteó sorprendida al reconocer la voz quebrada de Martha. Se sintió avergonzada más por su madre que por ella misma.
-¿Qué ha pasado?-preguntó Martha a Tea pero ella no respondió.
-¿Usted es familiar de la señorita?-interrogó el policía fijando su atención en Martha.
-Así es. Ella es mi hija.
-Pues su hija cometió un acto de violencia contra un empresario.
-¿Qué cosa?
Fue entonces que Martha vio a Kaiba recargado en la pared con los brazos cruzados con una mirada que lanzaba fuego por los ojos a la joven de cabellos castaños.
-¿Puedo saber quién es usted?
-Seto Kaiba, el hombre al que su hija intentó agredir.
Martha se estremeció al oír el nombre del joven que estaba al lado de ella. Conocía muy bien ese nombre, era muy sonado entre la gente de bajos recursos.
-Usted tiene mucho dinero, puedo evitar este tipo de problemas.
-Hay consecuencias por intento de agresión a alguien con mejor posición económica. Además no planeo dejar que se salga con la suya esta chica que se cree tan valiente como para desafiarme.
Los ricos tenía el poder para destruir a los pobres y Kaiba abusaba de ese poder; el que una mujer intentara golpearlo era algo que no podía soportar, en especial viniendo de una joven de clase baja.
-Ella no sabía lo que hacía. Estaba agitada y eso la descontroló-trató de justificar a su hija adoptiva.
-Con más razón debe de ser detenida. Va a la corporación de más alto prestigio sólo para intentar golpearme.
-Mereces eso y más.
Todos voltearon a ver a Tea que continuaba con la cabeza gacha y los ojos perdidos en el vacío.
-No mereces el respeto que pides.
Seto abrió la boca con sorpresa al igual que el policía y Martha. Con lágrimas saliendo de sus ojos, Tea levantó su rostro mirando directamente a Seto Kaiba.
-¡Eres alguien despreciable!
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Identidad Perdida
FanfictionUna niña japonesa es separada de su nación y de sus conocidos para vivir otra vida completamente distinta. Todo parece ir bien hasta que ambas vidas se entrelazan. Mi séptimo fanfic.