Capítulo 41

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Ciudad Domino, Japón

La noche cubría, como una sábana, la ciudad mientras Yami miraba preocupado su reloj de pulsera. Eran las 10:30, treinta minutos tarde; ella siempre era puntual. Comenzaba a impacientarse y a temer que le hubiera pasado algo malo. Generalmente ella salía primero que él del trabajo, así que en la mayoría de las veces era él el que llegaba retrasado.

Sorpresivamente para él, unas manos le taparon los ojos por detrás como si se tratara de una travesura infantil.

-¿Quién soy?

Yami nunca podría confundir la dulce voz de esa chica que se ganó su corazón.

-Serenity-dijo Yami esbozando una amplia sonrisa.

La chica de cabellos rojos lo soltó y le sonrió con ternura y cariño. El joven se giró para estar frente a frente de la jovencita.

-Me tenías preocupado.-dijo Yami relajado y dedicándole una sonrisa tierna.

-Lamento la tardanza.

Serenity le devolvió el gesto de la misma forma.

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Dio un sorbo al café humeante que le habían servido. Miraba de reojo por la ventana observando la calle y a la gente que caminaba sobre la acera. Concentró toda su atención en su chica que también bebía su café caliente.

-Siento mucho la demora, pero me atrasé un poco en la casa gracias a mi hermano.

-Por un momento pensé que te había pasado algo. Estaba intranquilo.

Las mejillas de Serenity adquirieron un tono rojo.

-Quería preguntarte sobre el salón donde se efectuara la boda.

Con la alegría reflejada en su rostro joven y bello, Serenity sacó de su bolsillo una revista de salones para bodas y se la mostró a Yami.

-Encontré un salón que, a mi parecer, es bastante hermoso.

Le enseñó un nuevo salón con jardín que dejó boquiabierto a Yami.

-Ese podría ser el lugar indicado para nuestra boda.

-Es lo que he pensado, pero quería consultarte primero antes de hablar con los administradores.

Hojeo la revista.

-También me gusta este.

Yami había dejado en claro que Serenity se encargaría de escoger el lugar para la celebración, mientras él arreglaba los preparativos correspondientes al papeleo y los gastos. Confiaba mucho más en los gustos femeninos para los decores que en el suyo propio.

-Este me gusta más.

El salón era mucho más sencillo, pero se adecuaba a los gustos de Yami.

-Si es así, entonces revisaré los costos y te aviso. Yo pagaré el dinero del salón.

-Déjame que lo pague yo.

-Ya has gastado mucho. Ahora me toca a mí poner de mi parte.

Yami sonrió con ternura. El mesero llegó y trajo una ligera cena para ambos que consistía en pan dulce con leche y más café caliente. Comieron tranquilamente dejando por unos momentos de hablar del único que tema de conversación reciente en sus vidas: su próxima boda.

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Tomada del brazo de su futuro esposo, Serenity sonreía pasando su mirada del cielo nocturno a su novio.

Identidad PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora