Capítulo 20

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Arrebató del perchero su abrigo colocándoselo con una ira visible en su cara y en sus movimientos bruscos con violencia.

-¡Tea! ¿Qué piensas hacer?

Martha lucía preocupada, angustiada al suponer lo que su hija adoptiva pensaba hacer.

-Iré a esa compañía y hablaré directamente con el jefe para gritarle en su cara lo desgraciado que es.

Tomó las llaves y se dispuso a abrir la puerta cuando la mano de Martha la detuvo.

-Tea, no tiene caso que te esfuerces en balde. Ya fue acatada la orden; en unas semanas nos iremos de aquí.

Con brusquedad, Tea soltó el agarre de Martha apretando los dientes con gran furia que opacaba su belleza.

-¿Quieres permitir que eso suceda? ¿¡Qué nos corran cuando tenemos años de estar establecidos en este terreno!?

-Tea, el terreno fue comprado por la empresa KC. Ahora nosotros no tenemos ningún poder sobre este lugar. Ya no hay nada que podamos hacer.

-No sé cómo lo haré, pero me aseguraré de convencerlo. No pienso dejar que arruinen nuestras vidas sólo por el capricho de ese ricachón engreído.

Enfurecida y sin agregar más, Tea salió con paso apresurado del orfanato al tiempo que Martha trataba en vano de detenerla.

Corrió, sabía la dirección de esa empresa, no era necesario revisar a donde se dirigía: Kaiba Corporation. Llevaba tiempo que escuchaba sobre esa compañía dedicada a la creación de juegos en general; era poseedora de diversos parques de diversiones, locales y tiendas que trabajaban en la compra-venta de juegos. Seguramente ese era el motivo por el que planeaban acabar con el refugio para niños sin hogar; hacía años que el terreno aparecía como si no tuviera dueño. Aceleró la velocidad de su marcha consciente de que debía encontrar las palabras correctas para usar con el dueño de aquella compañía.

.

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-¿Estas queriendo jugar una broma de mal gusto?

-Temo que no, señor Kaiba.

Con la mano, golpeó la mesa que vibró con el porrazo y Ishizu brincó del susto.

-Tras 5 años de servicio conmigo simplemente te irás. Suena estúpido lo que tratas de decirme.

Con la cabeza gacha y los hombros temblando de coraje, Kaiba levantó poco a poco la vista para fijarla en Ishizu.

-¿Acaso crees que pienso perderte ahora?

Los gritos del CEO penetraron los oídos de la rubia que se sentía incómoda con su jefe: era la primera que se comportaba agresivo con ella.

-Señor, llega un momento en que se debe cerrar círculos. Ese momento ha llegado, ya no podré continuar trabajando con usted.

-¿Puedo saber el motivo o es algo personal?

Ishizu pensó para contestar.

-Es algo personal, pero creo que tiene el derecho de saberlo.

Kaiba guardó silencio esperando la respuesta de la chica.

-Me voy a casar.

Un balde de agua fría cayó sobre Seto Kaiba, la sangre se congeló en sus venas y sintió un vértigo que lo hizo ver doble por unos segundos.

-Así que de eso se trata.

La mujer no respondió, sólo se dedicó a mirar el vacío perdidamente. Kaiba se movía de un lado a otro recorriendo la oficina con los brazos en la cintura; apretaba la mandíbula intrigado.

Identidad PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora