Capítulo 27

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La semana pasó rápido hasta que llegó el día en que Tea se presentaría en KC. Los nervios estaban a flor de piel, pero debía controlarlos lo mejor posible y así evitar que el CEO la pudiera intimidar con sus palabras venenosas. Se vistió lo más presentable que pudo con sus ropas de categoría media y bajó al comedor a desayunar.

-Qué bueno que bajaste. Tu desayuno está listo.

-Muchas gracias, Martha.

Tea se sentó en la silla y degustó sus alimentos mientras Martha, con los brazos en jarras, la miraba con preocupación.

-Ten mucho cuidado y no cometas una tontería.

-No te preocupes. Impresionaré a ese hombre y no podrá cumplir sus propósitos contra nosotros.

La chica no vacilaba su decisión de salvar a los niños, a lo que Martha sonrió con ternura. Al finalizar su platillo, se levantó y se encaminó al baño para lavarse sus dientes. Cuando estuvo lista, se colocó sus patines y abrió la puerta dispuesta a salir.

-¿Es correcto que vayas con patines a una empresa de ese nivel de importancia?-preguntó Martha.

-Me cambiaré una vez esté allí. Los patines son lo único que me permite moverme rápido en la ciudad.

Sin esperar más, salió de allí con toda la velocidad que le permitían sus piernas. Respiró hondo en un esfuerzo por mantener la mente tranquila ante el nuevo trabajo que iniciaría hoy. Si fallaba todo se vendría abajo, así que equivocarse no era una opción.

Llegó a KC, como supuso Kaiba no había llegado aún; siempre era Ishizu la que aparecía primero por la empresa. Tragó saliva y presentó el gafete que la dama egipcia le entregó el día que la contrató. Los empleados la miraban sabiendo que era una chica nueva y que estaba bajo la protección de Ishizu, pero podían notar que se trataba de una mujer sin experiencia en el medio: significaba que era una presa fácil para cualquiera.

Siguiendo las instrucciones que Ishizu le escribió en un papel por ser primeriza, tomó rumbo a la oficina de su protectora deseosa de comenzar a realizar sus deberes laborales. Preguntando a algunos de seguridad, logró llegar al despacho vacío de Ishizu y supuso, por la hora, que no tardaría en llegar.

Mientras tanto, antes de su horario habitual, un auto exageradamente pulcro y limpio se estacionó frente a la compañía. Un servidor le abrió la puerta y de ese auto se apeó Seto Kaiba con su portafolio.

-Señor Kaiba, llegó más pronto de lo que acostumbra. Ciertamente no lo esperaba.-dijo el empleado de la forma más respetuosa posible.

-Puedo hacer lo que desee gracias a que soy el jefe de esta compañía.

Con prepotencia, caminó al edificio donde todos le dedicaron una reverencia sumisa.

-Señor Kaiba, qué sorpresa.-expresó la recepcionista.

-¿La señorita Ishizu ya se presentó?

-Aún no, señor. Ella llega regularmente dentro de una hora, pero la secretaria en entrenamiento se presentó desde muy temprano.

Kaiba supo enseguida a quien se refería. El coraje y el desprecio se mezclaron en su corazón junto con el asombro y cierto reconocimiento.

-¿Sabes en donde está esa chica?

.

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En la oficina, el tiempo se pasaba muy lentamente lo que causaba que se aburriera con más facilidad, así que Tea se encontraba ensayando su presentación dando vueltas por el despacho de un lado a otro.

Identidad PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora