Capítulo 44

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Un completo silencio invadió el piso de la oficina principal de Sigfried Lloyd. Los dos pares de ojos, amatistas y azules, se miraban fijamente sin apartar sus pupilas el uno del otro. Creía que estaban soñando, que se imaginaban lo que pasaba. No era posible que habiendo tantas empresas en todo el mundo estuvieran ahí ellos dos; rivales de toda la vida. Enemigos desde la niñez debido a sus diferentes clases sociales.

-Tú...

Yami trató de articular palabra, pero de su garganta no salía nada. Sólo su mente recordaba esos sucesos de su niñez que había deseado olvidar para siempre.

-¿Sabes acaso quién soy yo?

-¡No te atrevas a molestar a Anzu nunca más!

Las imágenes de ese pleito pasaron como fotografías por la mente de Yami. Ese día, en que Seto Kaiba golpeó a la persona más importante para Yami y eso desató su furia contra él.

Kaiba miró de pies a cabeza al joven de cabellos tricolores.

-¿Estas consciente de que yo puedo destruirlos a los dos?

-Inténtalo. Eres un cobarde que no merece nada.

Seto sabía que él había sido golpeado por Yugi y tras ese acontecimiento él los acusó para que la maestra los castigara. ¿Los? De pronto hizo memoria de que había otra persona además de Yugi a la que odiaba en esos tiempos escolares.

-Yugi Moto.-fueron las únicas palabras que el Ceo pudo pronunciar.

-Así es.-respondió Yami.

Nuevamente el silencio se hizo presente hasta que Kaiba lo rompió.

-No esperaba ver a la chusma como tú en este lugar.

-Y yo no creí que volvería a ver tu horrible cara y a escuchar tu voz egocéntrica otra vez.

Las manos de Kaiba se volvieron puños.

-Veo que has cambiado con el paso de los años. Ahora pareces estar a otro nivel.

-Y tú sigues siendo el mismo de siempre.

Yami achicó los ojos enfocando la vista en el ricachón que más desprecio le causaba. Ambos echaban chispas por los ojos; eran rivales eternos. Inesperadamente, la puerta de la oficina se abrió y apareció Sigfried, sin notar el fuego interior y la atmosfera pesada que rodeaba el aura de los dos empresarios.

-¡Oh! ¡Por fin llegaron mis invitados de honor!

-¿Honor?-exclamaron al mismo tiempo Seto y Yami mirando al empresario.

-Ustedes son los únicos que aceptaron mi propuesta de vernos para arreglar asuntos de negocios con juegos.

Las manos de Yami formaron puños y miró a Kaiba que se giró hacia él. Ambos temblaban de ira contenida en esos momentos.

-Bueno, pasen caballeros.

Sigfried les abrió el paso indicándoles que entraran en la gran oficina. Refunfuñando, con miradas despreciativas en sus ojos, ambos hombres se encaminaron sin quitarse las miradas de encima.

-¿Desean beber algo, caballeros?-preguntó Sigfried sentándose detrás de su escritorio.

Los ojos de Yami y Kaiba se miraron con los ojos achicados antes de responder.

-No, gracias.

Se giraron hacia el lado contrario para no mirarse directamente. Fue en ese instante que Sigfried supuso que algo no andaba bien entre ellos.

-Bueno caballeros, comencemos con la plática sobre las compañías.

Tanto Yami como Kaiba decidieron controlar sus impulsos frenéticos y concentrarse en el trabajo, pero la tensión continuaba presente en medio de los chicos. ¿Por qué el destino jugaba, literalmente, con ellos?

Identidad PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora