Finalmente llegó el día en que Ishizu abandonó definitivamente la empresa KC. Todos los empleados se reunieron en una gran fiesta de despedida en la que lloraban, sonreían y felicitaban deseándole suerte a la joven Ishizu. Ella correspondía a cada gesto con el mismo afecto y con una sonrisa amplia que iluminaba su rostro.
Pronto puso toda su atención en una mesa donde estaba un hombre solitario bebiendo café con un dejo elegante y déspota. Dudando un poco, se acercó a él y se sentó a su lado sin esperar a que él le diera permiso.
Kaiba le lanzó una mirada furibunda.
-¿Qué haces aquí?
-Vine a despedirme personalmente.-respondió Ishizu fingiendo que no vio el enojo del CEO.
-¿Para qué? Nuestra relación nunca fue significativa de todos modos.
-Tuvo importancia y lo sabes.
Seto volteó para verla. Ishizu le sonreía con gusto provocando aún más la ira del joven empresario.
-Sólo fuiste alguien que usé para obtener placer.
-Y apoyo emocional y espiritual.-agregó Ishizu y Kaiba no pudo negar que ella tenía razón.
Miró la mesa, evitando el contacto visual con la dama egipcia.
-Sé amable con Tea.
-Ya la he tratado mejor.-le lanzó ojos asesinos.
-No creo que de la noche a la mañana te hayas vuelto amable con ella.
-Pues lo soy, aunque no lo creas.
-Esa chica es especial.
-¿Por qué sigues pensando eso?
-Digamos que sólo sé.
Kaiba puso los ojos en blanco. La miró fríamente, como era su costumbre.
-Esa no es una respuesta adecuada para que bases tu opinión.
-Si platicas con ella más, entenderás por qué confió tanto en esa chica.
Entonces, Kaiba quedó sorprendido. Jamás pensó que Ishizu fuera de esa clase de persona; que al hablar con alguien adquiriera confianza. Pensó que seguramente Tea le contó algo a Ishizu que llamó la atención de está.
Con una inclinación de cabeza, Ishizu se despidió y se fue mientras Kaiba se sumía en sus pensamientos. Convencido de que ahora deseaba más que nunca poseer a Tea.
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Bebiendo lentamente vino, con miedo a caer borracha por ser su primera vez bebiendo, Tea observaba a todos los invitados con cierta desconfianza. Dos meses no eran suficientes ganar la confianza de todos; aún les tenía un poco de miedo. Aunque, para la buena suerte que tenía, algunos ya sentían cariño por ella y la trataban mejor de lo que ella esperaba.
La felicidad la invadió cuando vio a Ishizu atravesar el patio del salón hasta llegar a su lado y pasar un brazo alrededor del suyo.
-Me alegra que hayas venido. Extrañaré tu compañía.
-Igual yo con usted. Creo que tardaré en acostumbrarme a no tenerla conmigo.
-Lo harás muy bien. Has resultado ser una gran secretaria y eso es digno de admirarse.
Ishizu le sonría con mucha familiaridad, como si se tratara de su hermana menor. Tea no pudo evitar sentir esa atmosfera tan parecida a la que compartía con Martha. Le devolvió la sonrisa con la misma fraternidad mientras ambas se deleitaban en una plática femenina muy habituada a ellas.
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Identidad Perdida
Fiksi PenggemarUna niña japonesa es separada de su nación y de sus conocidos para vivir otra vida completamente distinta. Todo parece ir bien hasta que ambas vidas se entrelazan. Mi séptimo fanfic.