La puerta de la casa se abrió de par en par y la pareja de esposos entró en ella observándola de arriba abajo.
-Es realmente bonita.
-Supuse que te gustaría algo sencillo.
Kaiba conocía los gustos de Tea, así que compró una casa grande pero sencilla. Un lugar cómodo donde vivirían durante su estancia en Japón.
-A veces eres tan considerado conmigo que creo que no te correspondo como se debe.
Kaiba miró a su mujer seriamente.
-Quiero consentirte. Tú lo haces todo el tiempo conmigo.
Tea le sonrió y comenzó a recorrer toda la estancia revisando cada rincón de ella.
-Compraste algunos muebles, por lo que veo.
-Sólo lo básico para nosotros dos.
El chofer entró con las maletas en mano y las llevó arriba siguiendo las indicaciones de Kaiba. Tranquilamente, Tea caminaba por la sala, el patio y las recámaras. Llegó a una habitación con un hermoso balcón que daba al jardín.
-¿Te gusta?-preguntó Kaiba pasando sus brazos por detrás de ella.
-Escogiste un gran lugar y con una excelente vista.
Tea le acarició los brazos suavemente.
-Si vamos a vivir aquí por quién sabe cuánto, debía ser un lugar agradable.
Tea giró hacia él mirándolo a los ojos directamente.
-¿Sabes con quienes trabajaras además de con el empresario Schroeder?
-Aún no. Supongo que lo descubriré cuando nos reunamos.
Tea arqueó una ceja.
-¿No te han dicho quienes trabajaran contigo?
-Sigfried comentó que llamó a varios, pero había que esperar a que aceptaran.
Algo no le convencía a Tea de que fuera muy confiable ese tal Sigfried.
-Bueno, ya veremos quienes serán tus compañeros.
Kaiba sonrió de lado y acarició el rostro de su mujer con las yemas de los dedos.
-Verás que nuestra estancia aquí será grata.
Ella le devolvió la sonrisa. Confiaba en su marido, pero no en los otros empresarios. Abrazó a su hombre y él la estrechó en sus brazos.
.
.
Con naturalidad, como si se tratara de su propio hogar, Serenity abrió la puerta de la oficina de Yami y lo descubrió absorto del mundo, con la mente dentro de los papeles que examinaba.
-Yami, es mi hora de retirarme. Te espero en mi casa como quedamos.
-Sí, Serenity.
El tono seco e indiferente del joven llamó la atención de Serenity y se hizo para atrás sorprendida y extrañada.
-¿Sucede algo, querido?
Yami levantó la cabeza mirando a su chica.
-Sí, lo estoy.
-No te ves bien.
Guardaron silencio inspeccionándose mutuamente. Había aprendido a conocerse y a saber lo que pensaban el uno del otro gracias a sus gestos.
Yami se irguió en su asiento.
-No, no lo estoy.
-¿Qué pasó?
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Identidad Perdida
FanfictionUna niña japonesa es separada de su nación y de sus conocidos para vivir otra vida completamente distinta. Todo parece ir bien hasta que ambas vidas se entrelazan. Mi séptimo fanfic.