Capítulo 25

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-¿Por qué tenías que hacer esto?

Seguida de Kaiba, que no paraba de gritar, Ishizu entró en su oficina con pasos duros y se aproximó a su escritorio.

-Tuve mis razones.-dijo Ishizu sentándose en su silla y recargando sus codos en el bufete.

-¿¡Razones!? ¿Tuviste razones para poner a esa mendiga como tu sustituta sin mi consentimiento?

Kaiba gritaba sin controlar su enojo.

-No es una mendiga.

-¡Vive en un orfanato!-gritó a voz en cuello con las manos formando puños.

-Tú también viviste en un lugar así y lo sabes.

Al oír eso, Kaiba apretó los labios y aumentó la fuerza con la que cerraba sus puños sintiéndose incompetente al poder responder ya que Ishizu tenía razón.

-Lo mío fue diferente.

Había incomodidad en su forma de hablar, casi tartamudeaba.

-No hay diferencia. Viviste en un orfanato durante tu niñez, igual que ella y los demás niños que piensas dejar sin hogar.

-Un internado no se puede llamar hogar.

-Si los sacas de allí no los podrán adoptar.

-¿Para qué sirve eso? ¿Para que los adopten gente que los golpeara?

Ishizu calló, los traumas de Kaiba eran muy grandes, pero eso no era justificante para dañar a los demás.

-Seto, estoy consciente de lo que te sucedió con Gozaburo...

-¡No repitas ese nombre!-vociferó Kaiba señalándola con el dedo.

-Bueno, sé que viviste cosas muy difíciles, no obstante debes superar el pasado. El venir de un internado no significa que sea mala persona.

-¿Al menos tiene experiencia en este clase de empleo?

-Yo le enseñaré lo que sé.

Ishizu colocó su mano en su pecho, señalándose a ella misma mientras Kaiba expresaba sorpresa y perplejidad en su cara.

-¿Le enseñarás? ¡Te vas en dos meses!

-Eso será suficiente. La chica estudió hasta la preparatoria y tiene buenas notas.

-Sabes mucho de ella-frunció el ceño sospechosamente.

-Ayer estuvimos hablando con Martha, su madre, y revisé los expedientes de ella para informarme de su vida. Es una chica honrada, ha tenido diversos trabajos, dejó de estudiar por mantener el orfanato.

-Sientes compasión por ella. Estoy seguro de eso.

No era pregunta, era afirmación. Había aprendido a conocerla gracias al tiempo que pasaban juntos en total privacidad.

-Compasión y misericordia. Algo que tristemente veo que te falta.

El CEO apretó la mandíbula con fuerza, sus puños temblaron revelando su furia interior. Sólo por respeto a la mujer con la que pasaba sus noches de tormento, contuvo lo que su impulso quería cometer.

-Escucha-pidió Ishizu, casi con súplica-, le enseñaré todo lo que sé, en dos meses estará lista para suplantarme, pero puse una condición.

Kaiba entrecerró los ojos con una ligera idea de qué le había propuesto a Tea.

-Le dije que, si su trabajo funcionaba, no destruirías el orfanato.

-¿¡QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ!?

Identidad PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora