Capitulo 22. Beauxbatons y Durmstrang.

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Ya que Harry y yo, estábamos reconciliados, el chisme que escuche en el baño, no apareció en el periódico, el jueves, por lo que me deje preocupar por lo que la gente pensara, aunque no entendía el porqué.

—Ya se a contentaron —aplaudió Hermione junto con Ron, cuando andábamos desayunando, yo voltee los ojos.

—Bueno, Harriote, no puede vivir sin mi —dije con fastidio, pero Harry volteo los ojos y me dio un suave golpe en el hombro, y deje que una sonrisa se me escapara.

Entre todos, esperábamos que fuese un dia tranquilo, después de semanas de pelear, eso esperaba, pero no, el maldito Ojoloco, decidio que era momento de echarnos la maldición Imperius, para saber como se siente e intentar combatirla.

—Pero... pero usted dijo que eso estaba prohibido, profesor —le dijo una vacilante Hermione, al tiempo que Moody apartaba las mesas con un movimiento de la varita, dejando un amplio espacio en el medio del aula—. Usted dijo que usarlo contra otro ser humano estaba...

—Dumbledore quiere que os enseñe cómo es —la interrumpió Moody, girando hacia Hermione el ojo mágico y fijándolo sin parpadear en una mirada sobrecogedora—. Si alguno de vosotros prefiere aprenderlo del modo más duro, cuando alguien le eche la maldición para controlarlo completamente, por mí de acuerdo. Puede salir del aula.

Señaló la puerta con un dedo nudoso. Hermione se puso muy colorada, y murmuró algo de que no había querido decir que deseara irse. Me que incrédula, conozco a mi amiga, se que preferiría beber pus de bubotubérculo antes que perderse una clase tan importante.

Moody empezó a llamar por señas a los alumnos y a echarles la maldición imperius. Veia cómo mis compañeros de clase, uno tras otro, hacían las cosas más extrañas bajo su influencia: Dean Thomas dio tres vueltas al aula a la pata coja cantando el himno nacional, Lavender Brown imitó una ardilla y Neville ejecutó una serie de movimientos gimnásticos muy sorprendentes, de los que hubiera sido completamente incapaz en estado normal. Ninguno de ellos parecía capaz de oponer ninguna resistencia a la maldición, y se recobraban sólo cuando Moody la anulaba.

—Potter —gruñó Moody—, ahora te toca a ti.

Harry se adelantó hasta el centro del aula, en el espacio despejado de mesas. Moody levantó la varita mágica, lo apuntó con ella y dijo:

¡Imperio!

Soy una mala amiga, pero estaba lista para reirme un largo rato, pensaba mientras veía a Harry, flexionó las rodillas, preparado a dar un salto. Pero se opuso y se dio un golpe con la mesa, ahogue mi risa, porque ha sido ciertamente divertido.

—Bien, ¡por ahí va la cosa! —gruñó la voz de Moody— ¡Mirad esto, todos vosotros... Potter se ha resistido! Se ha resistido, ¡y el condenado casi lo logra! Lo volveremos a intentar, Potter, y todos los demás prestad atención. Miradlo a los ojos, ahí es donde podéis verlo. ¡Muy bien, Potter, de verdad que muy bien! ¡No les resultará fácil controlarte! ¡Wright!

¡Oh mierda! ¡No me esperaba eso!

—Prefiero... vivirlo —dije dudosa, pero fue tan fácil para él.

Lo hizo encontra de mi voluntad, vaya.

Gira como bailarina.

¿Cómo que? Pregunte, mientras mis brazos, suavemente se movían.

Me hara bailar.

Ahora da saltos como bailarina, y luego haras una reverencia.

Sentí un crac, cuando sentia que me debía reverenciar, nunca revenciare a alguien, pensaba, cuando sentia mi cuerpo, vagamente, vamos, ¡No! ¡Nunca! ¡Mi orgullo Ruddian!

Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora