Me levanté demasiado tarde el 26 de diciembre, pero hey, no fui la única, inclusive Hermione se levantó tarde, confesándome que ayer, Viktor y ella, se besaron, pero no de piquito, demasiado formal, lo cual me hizo desconcertar un poquito con lo que Viktor me había dicho, lo cual no le comenté nada.
La sala común de Gryffindor se encontraba más silenciosa de lo que había estado últimamente, y muchos bostezos salpicaban las desganadas conversaciones. El pelo de Hermione volvía a estar tan enmarañado como siempre.
Ron y Hermione parecían haber llegado al acuerdo de no tocar más el tema de su disputa. Volvían a ser muy amables el uno con el otro, aunque algo formales. Ron y Harry nos pusieron al tanto de la conversación entre Madame Maxime y Hagrid, pero bueno, no era tan sorprendente la idea de que Hagrid fuese un semigigante.
—Yo creía que alguien le había echado un hechizo de crecimiento o algo parecido, pero eso lo explica —comente mirando a Hermione.
—Bueno, ya me lo imaginaba —dijo encogiéndose de hombros—. Sabía que no podía ser un gigante puro, porque miden unos siete metros de altura. Pero, la verdad, esa histeria con los gigantes... No creo que todos sean tan horribles. Son los mismos prejuicios que tiene la gente contra los hombres lobo. No es más que intolerancia, ¿verdad?
Daba la impresión de que a Ron le hubiera gustado dar una respuesta mordaz, pero tal vez no quería empezar otra discusión, porque se contentó con negar con la cabeza cuando Hermione no lo veía.
Mire a Harry, que también me miraba, y le dedicaba una sonrisa.
Había llegado el momento de pensar en los deberes que no había hecho durante la primera semana de vacaciones. Una vez pasado el día de Navidad, todo el mundo se sentía desinflado. Todo el mundo salvo Harry, que bueno, comenzaba a preocuparse.
El problema era que, una vez terminadas las fiestas, el 24 de febrero parecía mucho más cercano, y aún no había hecho nada para descifrar el enigma que encerraba el huevo de oro. Esperaba que hiciese algo, y pude encontrarlo un par de veces en su dormitorio intentando escuchar algo mas que ese ensordecedor sonido.
Nunca le comenté a Cedric que Harry apestaba, bueno, no sabría decir si apesta, no lo ando oliendo todo el tiempo, pero será que Cedric haya descubierto algo, y este relacionado con el baño, pensaba algunas veces, cuando podía.
Tenía la cabeza tan saturada, tarea, Eliot, Viktor y la prueba de Harry, no me dejaban concentrarme como debería. Y así llegaba el primer día del segundo trimestre, y me fui a clase con el habitual peso de los libros, pergaminos y plumas, más la saturación de problemas, tal vez, que será, y preguntas, creía poder tener tiempo para echarle un rápido interrogatorio a Karakov, el sabra algo, y necesito saber que es.
Todavía había una gruesa capa de nieve alrededor del colegio, y las ventanas del invernadero estaban cubiertas de un vaho tan espeso que no se podía ver nada por ellas en la clase de Herbología. Con aquel tiempo nadie tenía muchas ganas de que llegara la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, aunque, como dijo Ron, los escregutos seguramente nos harían entrar en calor, ya fuera por tener que cazarlos o porque arrojarían fuego con la suficiente intensidad para prender la cabaña de Hagrid.
Sin embargo, al llegar a la cabaña de nuestro amigo encontramos ante la puerta a una bruja anciana de pelo gris muy corto y barbilla prominente.
—Daos prisa, vamos, ya hace cinco minutos que sonó la campana —les gritó al verlos acercarse a través de la nieve.
—¿Quién es usted? —le preguntó Harry mirándola fijamente—. ¿Dónde está Hagrid?
—Soy la profesora Grubbly-Plank —dijo con entusiasmo—, la sustituta temporal de vuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas.
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Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]
FanfictionDestiny Wright es una chica de catorce años de edad, bastante peculiar y única, ya que supuestamente, pertenece a una raza casi extinta llamada Ruddians; y después de dejar a un lado todos los problemas que le deparaban durante sus primeros tres año...