Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]

Capitulo 73. La Rebelion esta por comenzar.

Deje que mi cabeza cayera hacia atrás, por fin sentí que podía descansar, mis manos empezaban a perder movilidad, los rayos quemaron levemente mis palmas, ademas de que eso es lo que provoca utilizar mis poderes, en grandes cantidades y en un largo periodo de tiempo. Mis piernas temblaban. Ya perdí mucha sangre.

—Minerva, ¿te podrías quedar vigilándolo mientras subo con Harry?

—Desde luego —respondió ella. Daba la impresión de que sentía náuseas, como si acabara de ver vomitar a alguien. Sin embargo, cuando sacó la varita y apuntó con ella a Barty Crouch, su mano estaba completamente firme.

—Severus, por favor, dile a la señora Pomfrey que venga —indicó Dumbledore—. Hay que llevar a Alastor Moody y Destiny a la enfermería. Luego baja a los terrenos, busca a Cornelius Fudge y tráelo acá. Supongo que querrá oír personalmente a Crouch. Si quiere algo de mí, dile que estaré en la enfermería dentro de media hora.

Snape asintió en silencio y salió del despacho.

—Destiny —me llamó Harry, no estaré viéndome fenomenal, me han dado la golpiza de mi vida gracias a Mandy—. No te vayas a morir ¿sí?

Solté una sonrisa.

—Hasta crees que voy a morir con estos pequeños rasguños —este me miraba con tristeza—. No te preocupes por mí, voy a estar bien, con una pequeña siesta y un buen baño, estaré como nueva —este me miraba con pena, antes de que se marchara, le tome de la mano y aunque no puse fuerza para que parase, este me vio, e intentando sonreír dije—. Todo va a estar bien, Harry.

Respire hondo, desvia la mirada, esperando haber calmado aunque sea un poco su culpa, decidi que era momento de morir en paz... no, mas bien, descansar en paz, asi que cerraba los ojos, y sentia mi cuerpo sucumbir ante ese deseo, el de descansar.  

Despertaba con todo el cuerpo entumecido, me negaba a abrir los ojos, deseaba dormir un poco mas. La sala seguía a oscuras: estaba segura de que aún era de noche y de que no había dormido mucho rato.

Luego oí cuchicheos a mi alrededor.

—¡Van a despertarlos si no se callan!

—¿Por qué gritan así? No habrá ocurrido nada más, ¿no?

Me reincorporaba lentamente, tan solo abriendo los ojos, y luego observando a mi alrededor, Harry ya estaba ahí, tan solo que no llevaba sus gafas. Le sonreí con alivio y luego me propuse a reincorporarme sentándome en la camilla. Mire mis brazos y piernas, estaba cubierta de vendajes blanco, con manchones grandes de sangre. Alzo la mirada, la señora Weasley estaba de pie aun costado mio, en el mismo lado se encontraba Bill.

—Es la voz de Fudge —susurraba la señora Weasley—. Y ésa es la de Minerva McGonagall, ¿verdad? Pero ¿por qué discuten?

—Ya sé que es lamentable, pero da igual, Minerva —decía Cornelius Fudge en voz alta.

—¡No debería haberlo metido en el castillo! —gritó la profesora McGonagall—. Cuando se entere Dumbledore...

Fue una estruendosa entrada. Todos mirábamos a la puerta, y Bill retiraba la persiana, tal vez y no se han dado cuenta de que ya me levanté.

Fudge entró en la sala con paso decidido. Detrás de él iban Snape y la profesora McGonagall.

—¿Dónde está Dumbledore? —le preguntó Fudge a la señora Weasley.

—Aquí no —respondió ella, enfadada—. Esto es una enfermería, señor ministro. ¿No cree que sería mejor...?

Pero la puerta se abrió y entró Dumbledore en la sala.