Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]

Capitulo 30. Después del articulo.

Había salido el artículo de Rita Skeeter, sobre el Torneo de los tres magos, que resultó ser no tanto un reportaje sobre el Torneo como una biografía de Harry bastante alterada. La mayor parte de la primera página la ocupaba una fotografía de Harry, y el artículo (que continuaba en las páginas segunda, sexta y séptima) no trataba más que de Harry. Los nombres (mal escritos) de los campeones de Durmstrang y Beauxbatons no aparecían hasta la última línea del artículo, y a Cedric no se lo mencionaba en ningún lugar. Tampoco de Viktor y yo, que bueno, sonaba extraño, estar preocupada con respecto a eso.

El artículo había aparecido diez días antes.

Supongo que les debo mi fuerza a mis padres. Sé que estarían orgullosos de mí si pudieran verme en este momento... Sí, algunas noches aún lloro por ellos, no me da vergüenza confesarlo... Sé que no puedo sufrir ningún daño en el Torneo porque ellos me protegen...

También había entrevistado a otra gente sobre él.

Finalmente, Harry ha hallado el amor en Hogwarts: Colin Creevey, su íntimo amigo, asegura que a Harry raramente se lo ve sin la compañía de nuestra estrella del quidditch, Destiny Wright, jugadora de quidditch, de supuestamente 'sorprendente belleza' y que, como Harry, está entre los mejores estudiantes del colegio.

Desde que había aparecido el artículo, la gente (especialmente los de Slytherin) le citaran frases al cruzarse con él en los pasillos e hicieran comentarios despectivos.

—¿Quieres un pañuelo, Potter, por si te entran ganas de llorar en clase de Transformaciones?

—¿Desde cuándo has sido tú uno de los mejores estudiantes del colegio, Potter? ¿O se refieren a un colegio fundado por ti y Longbottom?

Estar peleada con Harry, no me evita darle su merecido a los sujetos que hacían burla de él, por lo que discretamente tome mi varita, y apuntando a sus pies.

—Collofodio —se dieron cuenta que sus pies quedaron pegados al suelo, y continuamente, les dejaba caer, ya que el suelo, bajaba un poco, y se dieron contra el suelo.

Reí para mis adentros ocultando mi varita, y dándome cuenta, que Harry dejaba caer su pluma, mire a Harry, que no se daba cuenta, y luego mire a los lados.

—¡Eh, Harry!

Harry se detuvo en el corredor y empezó a gritar antes de acabar de volverse:

—Sí, he estado llorando por mi madre muerta hasta quedarme sin lágrimas, y ahora me voy a seguir...

—Ten —le pegue en el pecho la pluma, cansada de que nuevamente me haya gritado, ¿Quien se cree?—, se te cayo.

—Ah, perdona —susurró él.

—Y buena suerte el martes, la necesitaras.

A mí también me había tocado mi ración de disgustos.

—¿De sorprendente belleza? ¿Ella? —chilló mi hermana, Rima, la primera vez que la tuvo cerca después de la aparición del artículo de Rita Skeeter—. ¿Comparada con quién?, ¿con un primate?

—No hagas caso —dijo Hermione, le mire con enojo, cuando intentaba lanzarle el hechizo de calvicie.

Pero bueno, Hermione anda enojada con los tres. Iba de uno a otro, tratando de conseguir que nos volviéramos a hablar, Harry me tenía que pedir disculpas para que las cosas vuelvan a ser como antes.

—¡Hermione, yo apoye a Harry! —exclame por lo bajo procurando que no me escuchase—, y con que me vino... que estaba siendo absurda, que no me metiera en sus asuntos —dije acariciando el lomo de un libro.

—Sabes deberías preguntarle lo que le ocurre a Krum —dice Hermione muy a la ligera, la mire escandalizada.

Pasaba mucho tiempo en la biblioteca, es mi culpa, últimamente no tengo casi nada que hacer, los gemelos andan enfrascados con algo, que no me quieren decir, pues Ron y yo, nos llevamos bien, pero el necesita conversación de chicos, por lo que se la pasa con Seamus y Dean; ir con Eliot o Cedric a perder el tiempo un rato, tampoco era opción, tenía los ojos puestos sobre mi, y cualquier movimiento, alguien lo fotografiaba.

—Me quita mi espacio, Des —dice Hermione—. Has que se vaya de aquí.

—Pero...

Hermione se marchó, y mire a Viktor que pareció intentar pasar desapercibido, y con un gesto de cabeza le indique que me siguiera, y lo hizo, discretamente caminaba mirando los libros, hasta que llegamos a unos anaqueles apartados de todo, desde miradas curiosas.

—A mi querida amiga, no le agrada que andes por aquí —le comenté, este soltó una sonrisa.

—Que me disculpe tu querrida amiga, esperraba encontrrarte sola... perro es casi imposible —dijo cansado, cuando miraba los libros que teníamos enfrente, nadie venia por aquí, lo sé, porque nadie está interesado en lectura Muggle—, y con Mullet y Trroy, andando vueltas como buitrres, lo veía imposible.

—No les agradas —le comenté mientras sacaba un libro y fingía que leía—, me dieron su punto de vista, y no sé si podría ser cierto.

—¿Qué cosa? —mire por los alrededores—. Des, dime.

—¿Tú sabias quien era cuando me conociste? —pregunte mirándole al rostro, como el me veía a mi.

—¿Yo? —pregunta ofendido—, clarro que no, Des, estaba muy sorrprrendido cuando lo supe —dijo cerrando el libro con sus manos en las mias—, si crrees que todo fuerra parrte de un plan, me la pasarría los días pensando en ti o estando en la biblioteca, parra tenerr una oporrtunidad de hablarr contigo.

—No, puede que tengas razón —dije mirando hacia otro lado que no fuera él.

—Y he querrido tenerr tiempo a solas contigo —comentó me iba a besar, y logre retroceder.

—Viktor las cosas han cambiado, sabes —le explicaba—, pasó un año desde lo nuestro, y...

—¿Logrraste olvidarrme? —pregunta herido—. Vaya, yo todavía no puedo evitarr mirrarrte.

—Sí, Rita ya se ha dado cuenta —balbucee mientras Viktor se acercaba nuevamente, e intentaba robarme un beso—. Viktor, por favor, me costó mucho, mucho trabajo superarte, no me hagas esto más difícil.

—No has dado otrra oporrtunidad a lo que teníamos, yo estoy dispuesto a hacerrlo —dijo, y extendió su mano enfrente de mi—, desde el comienzo, hola, mi nombrre es Viktor Krum.

Le mire sorprendida, y mira su propia mano, y luego la mia.

—Destiny Wright, bruja —sonreí, estrechándole su mano.

—Me gustarría conocerrte más, Destiny, ya que me has rrobado varrias veces el aliento, desde que llegue a Howarrts —dijo Viktor.

—Que te las robe alguien más —era nada más y nada menos que Eliot. Ahora esto si se volvió en un completo desastre.

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