Capitulo 55. Cartas Anonimas.

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Al día siguiente, el mal humor de Ron y Hermione se había acabado, ciertamente era un alivio, porque este día, buscaría el hechizo para escuchar lo que Timmy conversaría sobre mí, con Eliot, estaba algo nerviosa, porque no encontraba el hechizo entre mis apuntes, tal vez y Hermione se acuerde del hechizo, después de todo, era de uno de sus libros de hechizos.

Para mi alivio, no se cumplieron las pesimistas predicciones de Ron de que los elfos domésticos mandarían a la mesa de Gryffindor una pésima comida por culpa de Hermione: mis panqueques, estaban ahí calientitos y esponjaditos, la miel estaba perfectamente.

Iba hablar sobre ello, pero comenzaron a llegar las lechuzas, espero que traigan el diario del profeta.

Cuando llegaron las lechuzas, ella las miró con impaciencia.

—Percy no habrá tenido tiempo de responder —dijo Ron—. Enviamos a Hedwig ayer.

—No, no es eso —repuse—. Me he suscrito a El Profeta, ya estoy harta de que me encuentren con la guarida baja esas serpientes venenosas de su re... —Hermione me dio un buen codazo en las costillas, haciendo que mis piernas golpearan la mesa—, entienden el punto.

—¡Bien pensado! —aprobó Harry, levantando también la vista hacia las lechuzas—. ¡Eh, ¡Des, me parece que estás de suerte!

Una lechuza gris bajó hasta mi.

—Pero no trae ningún periódico —comente decepcionada—. Es...

Para mi asombro, la lechuza gris se posó delante de mi plato, seguida de cerca por cuatro lechuzas comunes, una parda y un cárabo.

—¿Cuántos ejemplares has pedido? —preguntó Harry, agarrando mi copa antes de que la tiraran las lechuzas, que se empujaban unas a otras intentando acercarse a ella para entregar la carta primero.

—No, no seas idiota —respondí desconcertada, tomando una carta de una lechuza al azar, la abrí.

No estaba escrita a mano, sino compuesta a partir de letras y números que estaban recortadas de "El Profeta".

AnTes Te aDmiRabA. PeR0 n0 s3 Me h4Ce juST0 quE ju3gUes con los S3ntiMi3nt05 d3 l05 dEmÁs.

—Mis ojos me arden de tanta estupidez —gruñí.

—¿Qué pasa? —inquirió Ron.

—Es... ¡ah, qué estupidez...!

—¡Son todas por el estilo! —dije enfadada, abriendo otra carta.

«He leído en Corazón de bruja cómo has jugado con Harry Potter, y quiero decirte que ese chico ya ha pasado por cosas muy duras en esta vida. Pienso enviarte una maldición por correo en cuanto encuentre un sobre lo bastante grande.»

«Yo apoyaba la pareja que podrias ser con Mullet, pero ahora solo veo que eres #%&+»

«Harry Potter puede llegar mucho más lejos que la gente como tú...» «Te mereces que te escalden en aceite hirviendo...»

—¡Ay!

Acababa de abrir el último sobre, y un líquido verde amarillento con un olor a gasolina muy fuerte se me derramó en las manos, que empezaron a llenarse de granos amarillos.

—¡Pus de bubotubérculo sin diluir! —dijo Harry, cogiendo con cautela el sobre y oliéndolo.

Guardando el dolor intente limpiarme las manos con una servilleta, pero tenia mis dedos llenos de dolorosas heridas.

Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora