Capitulo 40. Las propuestas de baile.

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—¡Potter!, ¡Weasley!, ¿queréis atender?

La irritada voz de la profesora McGonagall restalló como un látigo en la clase de Transformaciones del jueves, y tanto Harry como Ron se sobresaltaron.

La clase estaba acabando. Habíamos terminado el trabajo: las gallinas de Guinea que habían estado transformando en conejillos de Indias estaban guardadas en una jaula grande colocada sobre la mesa de la profesora McGonagall (el conejillo de Neville todavía tenía plumas), y habían copiado de la pizarra el enunciado de sus deberes («Describe, poniendo varios ejemplos, en qué deben modificarse los encantamientos transformadores al llevar a cabo cambios en especies híbridas»). La campana iba a sonar de un momento a otro.

—Ahora que Potter y Weasley tendrán la amabilidad de comportarse de acuerdo con su edad —dijo la profesora McGonagall dirigiéndoles a los dos una mirada de enfado cuando la cabeza de la merluza de Harry cayó al suelo (súbitamente cortada por el pico del loro de hojalata de Ron) —, tengo que deciros algo a todos vosotros.

»Se acerca el baile de Navidad: constituye una parte tradicional del Torneo de los tres magos y es al mismo tiempo una buena oportunidad para relacionarnos con nuestros invitados extranjeros. Al baile sólo irán los alumnos de cuarto en adelante, aunque si lo deseáis podéis invitar a un estudiante más joven...

Lavender Brown dejó escapar una risita estridente. Parvati Patil le dio un codazo en las costillas, haciendo un duro esfuerzo por no reírse también, y las dos miraron a Harry. La profesora McGonagall no les hizo caso.

—Será obligatoria la túnica de gala —prosiguió la profesora McGonagall—. El baile tendrá lugar en el Gran Comedor, comenzará a las ocho en punto del día de Navidad y terminará a medianoche. Ahora bien... —La profesora McGonagall recorrió la clase muy despacio con la mirada—. El baile de Navidad es por supuesto una oportunidad para que todos echemos una cana al aire —dijo, en tono de desaprobación.

—Pero eso no quiere decir —prosiguió la profesora McGonagall— que vayamos a exigir menos del comportamiento que esperamos de los alumnos de Hogwarts. Me disgustaré muy seriamente si algún alumno de Gryffindor deja en mal lugar al colegio.

Sonó la campana, y se formó el habitual revuelo mientras recogían las cosas y se echaban las mochilas al hombro.

La profesora McGonagall llamó por encima del alboroto:

—Potter, por favor, quiero hablar contigo.

Un baile, pensé asustada.

—Sabes, yo no bailo —le dije a Hermione cuando íbamos a tomarnos el tiempo de descanso.

—Ni yo —llego Harry de repente—, tengo que asistir de a fuerzas, e invitar a una chica también —dijo Harry desanimado, soltando un suspiro.

Mientras los días pasaban, pensaba con quien iría, mientras veía a diversas chicas recibir invitaciones para ir al baile, nadie me ha pedido a mí, ir al baile, pensé de caída, esperaba que Russel me invitara, en una de las clases de pociones que le he estado ayudando, pero lo mas seguro es que vaya con mi hermana, Ophelia.

—Que difícil es esto —me quejaba en el almuerzo.

—¿Qué cosa? —pregunta Hermione acercándose a leer la historieta de spider-man que andaba leyendo, por lo que supuso que no era relacionado con clases.

—Tener paciencia —respondí—, nadie me invita, ¿acaso doy miedo? ¿Qué es lo que puedo decirles? ¿no?

—Si —responde Hermione—. Pero creo que Viktor Krum, te quiere pedir que seas su cita para el baile —dijo muy tranquila, mientras las mejillas se me encendían de vergüenza.

Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora