Capitulo 36. La Primera Prueba.

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Estaba desayunando, con calma, mientras Hermione y yo, hablábamos suavemente, de temas sin importancia, hasta que siento a alguien sentarse a lado de mi, Harry, parecía agitado, y cuando acabe mi primera tostada, y Hermione tomó su ultima cucharada de gachas de avena, nos obligo a dar un paseo, para contarle a Hermione acerca de lo que hablo con Sirius y la primera prueba.

Aunque muy asustada por las advertencias de Sirius sobre Karkarov, Hermione pensó que el problema más acuciante eran los dragones.

—Primero vamos a intentar que el martes por la tarde sigas vivo, y luego ya nos preocuparemos por Karkarov.

Dimos tres vueltas al lago, pensando cuál sería el encantamiento con el que se podría someter a un dragón. Pero, como no se nos ocurrió nada, fuimos a la biblioteca. Harry cogió todo lo que vio sobre dragones, y uno y otro se pusieron a buscar entre la alta pila de libros.

—«Embrujos para cortarles las uñas... Cómo curar la podredumbre de las escamas...» Esto no nos sirve: es para chiflados como Hagrid que lo que quieren es cuidarlos...

—«Es extremadamente dificil matar a un dragón debido a la antigua magia que imbuye su gruesa piel, que nada excepto los encantamientos más fuertes puede penetrar...» —leyó Hermione—. ¡Pero Sirius dijo que había uno sencillo que valdría!

—Busquemos pues en los libros de encantamientos sencillos... —dijo Harry, apartando a un lado el Libro del amante de los dragones.

Volvió a la mesa con una pila de libros de hechizos y comenzó a hojearlos uno tras otro. A su lado, Hermione cuchicheaba sin parar:

—Bueno, están los encantamientos permutadores... pero ¿para qué cambiarlos? A menos que le cambiaras los colmillos en gominolas o algo así, porque eso lo haría menos peligroso... El problema es que, como decía el otro libro, no es fácil penetrar la piel del dragón. Lo mejor sería transformarlo, pero, algo tan grande, me temo que no tienes ninguna posibilidad: dudo incluso que la profesora McGonagall fuera capaz... Pero tal vez podrías encantarte tú mismo. Tal vez para adquirir más poderes. Claro que no son hechizos sencillos, y no los hemos visto en clase; sólo los conozco por haber hecho algunos ejercicios preparatorios para el TIMO...

—Hermione —pidió Harry, exasperado—, ¿quieres callarte un momento, por favor? Trato de concentrarme.

Recorrí sin esperanzas el índice del libro Maleficios básicos para el hombre ocupado y fastidiado: arranque de cabellera instantáneo —pero los dragones ni siquiera tienen pelo, me dije—, aliento de pimienta —eso seguramente sería echar más leña al fuego—, lengua de cuerno —precisamente lo que necesitaba: darle al dragón una nueva arma...

—¡Oh, no!, aquí vuelve. ¿Por qué no puede leer en su barquito? —dijo Hermione irritada cuando Viktor Krum entró, nos dirigió una hosca mirada y se sentó en un distante rincón con una pila de libros, me erguí.

—Sera mejor que nos vayamos —dije apresurada.

—Creia que ya no iba a volver, Des, ¿No saliste con él? —me preguntó Hermione enfadada.

—Volvamos a la sala común...

En el momento en que salíamos de la biblioteca, entraba de puntillas un ruidoso grupo de chicas, una de ellas con una bufanda de Bulgaria atada a la cintura.


El lunes por la mañana, andaba desayunando con Ron y sus hermanos, pero más que nada hablaba con Ron, acerca de que se debería unir a nosotros, pero era tan cabeza dura, no lo lograba hacer entrar en razón.

Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora