Capitulo siete

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Observo a mis padres antes de darles un gran abrazo, no es la primera vez que viajo a otra ciudad pero soy muy unida a ellos por lo que vinieron hasta el aeropuerto para despedirse.

—Te extrañaré mi hermosa Pinkie Pie —Dice mi padre, no puedo evitar reír y mirarlo con cierta ternura.

— ¿No lo has olvidado? —Pregunto conmovida.

— ¿Cómo voy a olvida a la pony que logro que mi hija se tiñera el cabello?

Mi risa fue escandalosa.

Pinkie Pie fue mi favorita desde el comienzo y según mi padre gracias a ella tengo el cabello de ese color, lo cual no es cierto... creo.

Mi madre vuelve a abrazarme pero esta vez con más fuerza, no me quejo porque recibir este tipo de atención me encanta.

Ella se separa un poco, mira mi rostro con detenimiento y arregla mi cabello.

— ¿Llevaste todo lo necesario? —Asiento con la cabeza con una sonrisa—. Mi niña pórtate bien ¿Sí? ¿Llevas tu hilo dental? Oh, yo misma lo puse en tu maleta. No tomes bebidas de extraños... no salgas sola... oh por dios ¿Por qué estoy dejándote hacer esto de nuevo? Mejor compro un boleto y voy contigo.

—Wou... mamá, cálmate un poco.

Mi papá se acerca hasta ella y la rodea en un gesto cariñoso.

—Es que... ya no eres un bebé y me cuesta hacer esto.

Ladeo la cabeza y la miro con desden. 

—Deje de ser una niña hace mucho —Mi madre suele regañarme mucho, pero es solo por mi bien. Ella sigue siendo la mejor madre sin duda alguna, cuando está en esa faceta de madre cariñosa me agrada y me hace sentir dichosa de tener una familia como está. Aunque no haya tenido un buen comienzo—. Mamá voy a comportarme.

—Eso dices siempre y luego terminan llamándome.

—Eso no es cierto.

—Pues te recuerdo esa vez que fuiste a casa de Alex...

Mi papá escucha sin entender y yo me apresuro en decir:

—De acuerdo, de acuerdo —Digo dándome por vencida—. Lo reconozco, pero esta vez no será así, voy a comportarme.

— ¿Lo prometes?

—Lo prometo —Digo cruzando mis dedos detrás de mí espalda.

— ¿Qué Alex? —Pregunta mi padre sin olvidar el tema.

—Vuelo con destino a Nueva York...

Suspiro aliviada.

— ¡Ese es mi vuelo! –Digo entusiasmada.

Me despido de mis padres nuevamente y corro lejos antes de que mi padre termine enterandose de algo que no debe, mantener la imagen de niña buena no es fácil.

Seis horas de viaje.

Creo que tendré mucho tiempo para escuchar música y acosar un poco a mi Canadiense por las redes sociales. Todavía no puedo creer que hace poco cumplió dieciocho, ahora podía tener una relación con él y no se vería tan mal ¿No? Alejo ese tipo de pensamientos ya que él es mi bebé y no puedo verlo de otra forma.

Menos mal me toco el asiento con ventana, miro a través de ella y comienzo a mover mis piernas, estoy ansiosa por el despegue. Miro a mi lado y noto que el asiento se encuentra vacío.

Es algo raro pero justo en ese momento un muchacho se acerca guardando algo en su bolsillo, se sienta a mi lado y veo que me observa de reojo. Creo que debo hacerme amiga de este muchacho, seis horas de viaje es lo que nos espera y no quiero quedarme callada.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora