Capítulo veintiuno.

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—Esto no es divertido —Jala su brazo y por inercia el mío.

— ¡Auch! —Me quejo—. ¡Eso duele!

—Entonces quitame esto.

Camina en dirección a la puerta pero antes de que intente salir me apresuro en correr primera y jalarlo conmigo. Cierro la puerta de un portazo, y como la llave está por dentro la cierro y luego la meto en mi bolsillo trasero.

Veo a mi Doctor el cual luce impresionado por mi rapidez.

—Dime porque te molestaste —Exijo saber—. No soy una adivina Ryan, solo una simple tatuadora.

—Estás loca —Suelta y yo lo fulmino con la mirada.

—Un poco —Digo en respuesta—. Pero soy una loca que quiere respuestas.

Estamos frente a frente ahora, él no quiere mirarme pero con mi mano derecha tomo su barbilla y la bajo en mi dirección.

—Quiero irme Michaela —Espeta sin apartar la mirada, sus ojos están de color miel, no el chocolate que me gusta ver.

—Pues no te irás hasta que hables conmigo.

—Esto cuenta como secuestro.

Suelto una carcajada.

Él me ignora y comienza a golpear la puerta de manera escandalosa. Lo jalo para que deje de comportarse así pero ni me hace caso.

— ¡Micha! ¿Estás bien? —Pregunta la voz de Lena por el otro lado.

— ¡Sí!

— ¡No!

Lo decimos al unisonó por lo que me gano una mala mirada.

— ¿Eso es un sí o un no? —Su voz se oye confundida.

—Tu amiga me tiene aquí adentro en contra de mi voluntad —Ruedo los ojos—. Abre la puerta.

— ¡Michaela Lancaster! ¿Dime que es broma?

—No, no es una broma.

Ryan espera atento a que mi amiga abra la puerta, pero Lena no lo hace. Al contrario, escuchamos sus carcajadas del otro lado.

— ¡Eres una puta ama! —Grita y yo río—. Lo siento Ryan, pero te quedas allí hasta que mi amiga quiera.

— ¡Espera! —Golpea la puerta, pero se oye claramente sus pasos alejándose.

Muerdo mi labio conteniendo una sonrisa. Mi doctorcito se metió con la loca equivocada.

— ¿Ahora hablaremos?

Sigue siendo un tozudo y me ignora, desliza su espalda contra la puerta hasta quedar sentado en el suelo dejándome en una posición incómoda. Mira su reloj mientras niega con la cabeza.

—Debo irme ya, tengo turno en quince minutos.

—Pues te aguantas.

Sin importarme mucho que me aleje, me siento a horcajadas sobre él. Ryan no me aleja pero tampoco me mira ni siquiera coloca sus manos en mi cintura. Esto es frustrante.

— ¿A caso te pusiste celoso?

Sabía que no debía preguntar aquello pero no había otra razón para que se comportara de esa manera. Intenta levantarme de su regazo pero no se lo permito.

— ¿Celoso? —Pregunta sin poder creerlo—. No lo estoy Micha, pero pensé que esto era algo exclusivo.

— ¡Y lo es!

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora