Capítulo treinta y cuatro.

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—Voy a matar a ese Doctor —Comienza por decir—. Dime en que maldito Hospital trabaja, nadie se mete con mi pequeña pony.

—Yo sé donde trabaja, puedo llevarlo en mi auto Señor Lancaster —Continua Lena.

—Papá, no vas a matar a nadie hoy —Digo señalándolo con el dedo—, y tú mucho menos Lena, yo estoy bien.

Sí claro, estoy muy bien.

—Ve a mentir a otro lado —Dice mi amiga furiosa—. Estas encerrada en está habitación desde ayer ¡Hasta te perdiste la despedida de Laden!

Cierro los ojos con fuerza, me olvide que el rubio viajaba anoche.

—Mira cariño, no me gusta verte apagada —Dice mi padre acariciando mi cabello—. Eres una mujer vivaz... no, una mujer no —Dice con el ceño fruncido—, eres una niña vivaz y deberías estar saltando por la casa rompiendo cosas como lo hacías hace años.

Quiero rodar los ojos pero río levemente, todavía siento un vacío en mi corazón.

Ryan ni siquiera se molestó en llamarme, no lo hizo y dudo que lo haga. Yo me la paso llorando como una estúpida, odio esto, debí mantenerme callada. Pero los padres de Ryan lavaron mi cerebro provocándome confianza, una que no me sirvió de nada ya que termine revotando como una pelota fuera de la vida de mi doctorci... del Doctor Scott.

— ¿Me das permiso de ir a romper las estatuillas costosas de mamá?

Él hace una mueca, sabe que si uno de ellos sufre algún daño se armará la tercera guerra mundial en casa.

—Sí, si eso logra sacarte una sonrisa... puedes hacerlo.

Eso me conmueve tanto que mis ojos se cristalizan y termino abrazando a mi padre con fuerza. Lo amo tanto.

— ¡Bien! —Chilla Lena—. Voy a deshacerme de esa estatuilla de niña japonesa, siempre siento que me mira mal.

Comienzo a reír y esos causa que ambos estén felices por ver que mi humor está cambiando.

Mi madre salió temprano para ir de compras, yo... yo le pedí algo de chocolate para mí, aunque eso le pareció extraño no dijo nada.

—Así me gusta, debes sonreír siempre —Besa mi frente y se levanta—. Debo ir a trabajar así que te dejo en manos de Elena.

—Tranquilo Peter, voy a cuidar a su hija.

-Gracias Lena —Se acerca a Lena y susurra—, luego coordinamos para ir al Hospital a...

Se calla cuando lo fulmino con la mirada pero igualmente le hace unas señas a Lena como diciendo que luego hablaran.

—No le des alas a mi padre —Regaño a la morena—, es capaz de ir a armar un desastre en el Hospital.

—Es igual a ti, ya veo de donde sacaste la locura.

Miro mis uñas que lucen algo maltratadas, ahora nos sumimos en un silencio donde solo puedo comenzar a pensar por qué la ex de Ryan fue a verlo a su departamento... ¿Por qué Ryan la llamo?

Nada tiene sentido, tengo tantas preguntas en mi cabeza pero la única persona que puede responderlas me dejo en claro que no me ama.

—Y volvió la cara de perrito lastimado —Se queja Lena—. Vamos a beber algo Micha, odio verte así como una perra a la cual le rompieron el corazón.

— ¿Será que luzco así porque eso acaba de pasar? —Ella rueda los ojos.

—No uses ese tonito conmigo Lancaster.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora