Final.

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— ¿Dónde demonios se metió Ryan? —Buen momento para desaparecer por completo. Suspirando y sin tener otra opción decido que lo mejor es llamar un taxi.

A tan solo dos días de mi boda mi madre acaba de dar a luz, y yo estoy aquí en el departamento de Ryan esperando que llegue. Me dijo que vendría en cinco minutos ya que fue con James y Ariel para buscar trajes para sus amigos.

Y bueno, ya habían pasado seis minutos y no llegaba.

No soy muy paciente que digamos.

Suelto un suspiro y me obligo a tranquilizarme, veo que solo estoy con la ropa de Ryan por lo que me doy un golpe mentalmente. Estoy tan impaciente que se me paso por completo cambiarme, corro en dirección a la habitación para buscar mi ropa.

Luego de mi gran teatro, y mi estupenda forma de decirle a mi Doctorcito que quiero casarme con él, me pidió que me mudara a su apartamento. Gustosa acepte, tener en mi cama a mi hombre no era algo de lo que me quejara.

Pensé que con Ryan habría más peleas, bueno, yo soy todo lo contrario a ordenada. Aunque viví sola en New York una temporada esa costumbre no me salió del todo y dejo tiradas algunas cosas por el suelo o mi parte del armario es un caos que no entiendes dónde empieza y donde termina.

Lo que me pareció sorprendente es que él no se enojó ni nada, al contrario. Comenzó arreglar mi desastre y me mostró formas para que no sea tan aburrido arreglar. ¡Mi Doctorcito es un amor!

Se ganó una gran cantidad de besos... y algo más por ese gesto. Ya que yo solo observe mientras él hacía todo el trabajo,

Luego de colocarme un simple vestido y unas sandalias bonitas y cómodas espero en el sofá. Pero ya pasaron quince minutos y ni sus luces.

Pues ni modo, deberé ir yo sola.

Busco mi cartera y salgo pero apenas abro la puerta choco contra el pecho de Ryan. Este me ve arqueando una ceja y luego depara en lo que llevo puesto.

— ¿Eso es un vestido?

—No, es una blusa que me queda por encima de las rodillas —Me mofo—. Claro que es un vestido.

—Nunca te había visto en uno, bueno, siempre usas jeans o...

Le sonrío porque mira mis piernas. Salgo de su camino colocándome en el pasillo y él me mira de arriba abajo comiéndome con la mirada.

Vaya, vaya, al doctorcito le gustan los vestidos.

—No los uso porque no son prácticos para mi trabajo, pero tengo alguno que otro.

Doy una vuelta sobre mis pies y siento que el vestido se sube, en segundos lo tengo en mi frente y con sus brazos me rodea. Levanto la cabeza para poder mirarlo y él picotea mis labios.

—Me gusta, y mucho —Saber eso me gusta—. Si no estuviésemos apurados te follaria con el vestido puesto.

Parpadeo sorprendida por sus palabras y con una sonrisilla digo.

—Pues espero que lo hagas cuando lleguemos a casa, amor.

Cuando le digo cosas cariñosas sus ojitos mieles brillan tanto que me quedo como una idiota mirándolo, beso sus labios suavemente y él se ríe cuando intento profundizar el beso.

—Tu madre nos espera, gata —Asiento con la cabeza.

No estoy preocupada ya que mi tío y su esposa están allí con ella, otra cosa hubiese sido que se encontrará sola. Ryan nos lleva al Hospital sin exceder el exceso de velocidad pero de igual manera llegamos rápido.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora