Capítulo veinticinco.

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— ¿No has pensado en ir a Ink Master? —pregunta un cliente fiel de la tienda.

Niego con la cabeza mientras sigo dibujando el bosquejo.

—No pienso ir a que critiquen mi trabajo —Digo haciendo una mueca—. Todos allí son unos hijos de puta envidiosos. Si voy solo sería para salir en una "cita" con Chris Nuñez.

Él se ríe sonoramente.

—Creo que le patearías el trasero a todos allí —Sonrío, amo cuando hacen crecer mi ego—. Eso se ve impresionante —Dice echándole ojo a el dibujo que estoy por terminar.

—Pues menos mal te gusta porque no me hago responsable de la jaqueca.

Él quiere el tatuaje en la cabeza, así como lo leen.

No es la primera vez que tatuó en la cabeza, pero debo decir que es algo difícil además de que al cliente le duele horrores.

Paso muchas horas tatuando la calavera mexicana en su cabeza, él es un hombre fuerte que no se queja por el dolor. Cuando lo termino él se va contento y eso es todo lo que necesito. Ver una sonrisa sincera en el rostro de un cliente.

Salgo de mi cabina y veo a Jackson con el celular, a decir verdad he hablado muy poco con él después de que se comportará como un lunático.

Muevo mi hombro y paso mis manos intentando masajear la zona. Estuve por horas en una posición nada cómoda y ahora eso me pasa factura.

—Tengo pastillas para el dolor muscular —Su voz me hace levantar la mirada.

Así que fingiremos que no eres un idiota celoso, bien por mí. Evitaré la incomodidad.

—Necesito esa pastilla —Murmuro con una mueca—. ¿La tienes en tu cabina?

—Sí —Asiente—, primer cajón.

Voy hasta su cabina y hago una mueca, el olor a desodorante masculino demasiado fuerte.

Camino hasta el único escritorio abriendo el primer cajón como me dijo pero suelto una carcajada al ver que encuentro una caja de condones.

—Eres un adicto al sexo Jackson —Susurro para mí.

Rebusco pero no encuentro nada, abro el segundo cajón y en efecto allí se encuentra la caja de pastillas pero una foto llama mi atención.

Soy yo.

Mierda.

Llevo el cabello en una coleta alta, mis mejillas se encuentran sonrosadas y no estoy mirando directamente a la cámara. No tengo ni puta idea de cuando me saco la foto, en realidad estoy segura de que esa foto me la quito cuando estaba completamente distraída.

Madre mía, no me esperaba que Jackson fuera un psicópata pero esto apunta a que lo es.

Tal vez solo estoy exagerando pero me dio un poco de miedo que me tomara una foto sin yo siquiera saberlo.

Me siento algo incomoda con esto por lo que guardo la foto en el bolsillo de mi chaqueta y saco una pastilla, la tomo sin agua y salgo junto a él.

— ¿La encontraste?

—Sí, también tus condones.

Él se sorprende y parece algo avergonzado. Me río en voz baja y voy hasta mi cabina.

El día pasa de manera lenta. Quede con Ryan para ir a su departamento y él me esperaría abajo. No podría pasar por mí por lo que fui en taxi.

Mi querida bicicleta Fizzy se encontraba averiada así que me toco pagar un Taxi, no me quejaba, con tal iría a ver a mi Doctorcito.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora