Capítulo cuarenta y cuatro.

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Dos meses después.

—Bienvenido a Tattoo Dragons ¿En qué puedo ayudarte?

Nada como estar en la Tienda nuevamente.

Cuando arreglamos las cosas con Ryan, no volví a Los Ángeles. Sentía que le debía a mi nuevo Jefe un poco más de tiempo, por lo que apenas volví a casa el viernes y hoy lunes retomaba mi trabajo. Mi tío Bob no tuvo ninguna queja él sabía que regresaría, así como yo en el fondo siempre lo supe.

En estos dos meses Ryan fue a visitarme la mayoría de los fines de semana, al parecer tenía un Doctorcito con mucho dinero porque un pasaje de avión no es barato, bueno, al menos para ir y venir cada fin de semana.

Yo le pagué el último viaje, me negaba a que él pagara otro pasaje más. Yo tenía el dinero así que no vi el problema, él no quería al principio pero como soy insistente logré convencerlo y bueno, ahora ya estoy aquí así que menos mal no debo preocuparme más por eso.

Ryan en la manera cariñosa es lo más dulce que pude llegar a ver con estos hermosos ojos. Es tan lindo que siento que me empalago, pero lo bueno es que me gusta ahora ya me gusta lo empalagoso.

Pero así como es dulce también tiene su parte sexy... el hombre destila sexo por todos lados, y cuando quiere que sienta pasión, lo siento.

Y ahora que volví se encargaba de demostrarme la pasión con la que me ama a cada segundo. Y se lo agradecía, tal vez pasar todo este tiempo separados nos sirvió a ambos.

—Vengo por un tatuaje —Dice la señorita—. Estoy viendo diseños y me gustaría que me ayudaras a elegir...

Me alegraba ayudar con los tatuajes así que la lleve a mi cabina y comenzamos a ponernos en marcha. Necesitaba ayuda ya que quería un tatuaje completo en la espalda, lo que me llevo horas para dibujar. Me pase toda la mañana con ella ya que a veces algo no me gustaba y lo borraba. Cuando por fin termine ella quería empezar el tatuaje. Le dije que tal vez tardaría unas tres secciones si teníamos suerte, o si no cuatro.

Por suerte cuando comencé a tatuar ella no se quejó por el dolor así que conversábamos mientras la tatuaba, ella me dijo que ya se sentía cansada luego de unas horas por lo que limpie el tatuaje y lo cubrí.

—Me encanta como va quedando —Dice todavía emocionada—. Mañana me tendrás aquí sin falta.

—Entonces te espero, vamos te acompaño hasta la salida.

Abro la puerta de mi cabina y apenas lo hago veo a Lena cerrar la puerta del Local con rapidez. Me mira luciendo nerviosa.

—Hey Micha —Dice, y eso es inusual en ella—. No saliste en toda el día.

—Estaba tatuando a esta señorita —Digo señalando a la pelirroja—. ¿Te pasa algo? Luces extraña.

— ¿A mí? No, claro que no —Se recuesta contra el mostrador en un gesto despreocupado y le resto importancia. Despido a mi cliente y voy junto a mi amiga la cual luce nerviosa toda la tarde y me muero por saber el porqué. Tal vez trajo a escondidas a Melinda y tenía algo de vergüenza por lo que se puso nerviosa cuando casi la descubro, es una hipótesis aunque si no es eso... no sé porque actua raro.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora