¿El alcohol es el causante de sus palabras? Porque si es así le comprare una cerveza cada vez que lo tenga en frente.
No digo nada, continuo con el tatuaje, es lo mejor que puedo hacer en estos momentos. No quiero decir algo estúpido, no quiero arruinar nada.
—Me dijiste que hablabas mucho ¿Era mentira?
Niego con la cabeza.
—Solo me siento... —Intento buscar una palabra con la cual poder explicar como me siento pero no la encuentro.
— ¿Incomoda?
Ladeo la cabeza.
—Esa no sería la palabra, pero va por buen camino.
— ¿Yo te incomodo? —Su tono de voz es curioso.
Levanto la mirada hacia él y niego rápidamente.
—Tú... solo me pones nerviosa —Miro sus ojos— y eso es raro en mí.
Su mirada baja a mis labios, siento la garganta seca.
— ¿Te cuento un secreto? —Se acerca mucho más y no quita su mirada de mis labios—. Yo también me pongo así.
Sus ojos mieles se encuentran con los míos y mi respiración se acelera de una manera absurda. Intento recordarme a mí misma que no soy una adolescente con las hormonas alborotadas.
— ¿Ah sí? Eso es bueno.
Él se aleja de mí haciendo una mueca.
Frunzo el ceño confundida ¿Qué he dicho mal?
Lo tenía tan cerca que ese olor a menta mezclado con alcohol endulzaba mis sentidos.
—No, no es bueno —Su voz sonaba firme y dura.
— ¿Qué?...
La puerta se abre y veo a Jackson con el cabello despeinado entrar.
Ahora no por favor.
— ¿Por qué tu puerta estaba cerrada? —Su tono es de reproche y quiero carcajearme.
—Jackson, en primera —Me levanto de mi asiento—, esta es mi cabina, segundo, él es mi cliente y tercero yo hago lo que quiero.
Me miraba molesto, no entendía porque se ponía de esa manera cuando él también traía chicas a su cabina y con peores intenciones que las mías.
—Esos tipos de afuera están haciendo un desastre.
— ¿Y? eso no te da derecho de hablarme como lo hiciste —Aclaro—, ahora sal de mi cabina.
—Me iré —Dijo ya con la voz más tranquila, su mirada se dirigió detrás de mí—. Pero dejaré la puerta abierta.
No quise decir nada más así que solo volteé en la dirección del Doctor.
Una vez que se fue pude terminar el tatuaje en paz. Scott no dijo nada más, nos mantuvimos en un silencio pacifico. Pero pude notar que tenía la vista fija en la puerta por donde salió Jack, creo que quiere preguntar algo pero solo se contiene.
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La Pasión Por EL Chocolate #1
عاطفيةElla es Michaela Lancaster, una de las mejores tatuadoras de Los Angeles. Él es Ryan Scott, uno de los mejores médicos de Los Angeles. Ellos dos no tienen nada en común pero luego de una apuesta nuestro querido doctor se ve forzado a tatuarse el nom...