Capítulo cuarenta y cinco.

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Jackson tiene novia.

Debo admitir que eso me sorprendió, pero mucho más lo hizo el saber que es una tatuadora con la que tuvo problemas hace unos años atrás. Realmente me puso feliz el ver a la chica junto con él, Jackson después de todo es un buen chico. 

De verdad espero que sea feliz con alguien que lo quiera de la misma forma.

El día llego a su fin, y debía ir al Hospital a decirle que "si" a mí Doctorcito. Que mejor que ir a montar un poco de drama en el Hospital.

—Voy a ir a ver a Ryan —Comento a la pareja que no está prestándome mucha atención—, ejem.

—Adiós Micha, un placer conocerte —Dice Larissa, Jackson se despide con un tonto movimiento de cabeza y vuelve a besar a la castaña.

El amor está por los aires ahora. Pensé en llamar a Lena para que venga a buscarme y me lleve al Hospital, pero ella se había ido hace apenas unas horas por lo que asumo que estará descansando y no quiero molestarla.

Está bien, en realidad ya no tenía crédito en el celular, pero también quería que descansara.

No tengo mucho dinero ya que una buena y gran cantidad la aparte anoche para mi vestido de novia, como dije anteriormente. Le dije que sí apenas al ver el tatuaje, pero como me gusta joderlo le dije que me lo pensaría.

Lo siento, pero me gusta molestarlo.

Camino rumbo al Hospital sin nada en las manos, me siento rara ya que no tengo ni una mochila ni cartera. Si todo sale bien y él no sale corriendo al darse cuenta de que su futura esposa está algo loca... iré al departamento de Ryan, y ahí están algunas de mis cosas por lo que vi innecesario traer algo.

El Hospital no está cerca, créanme que ya estoy empezando a sudar y ni siquiera estoy por llegar. Tal vez esto de ir caminando fue una muy mala idea.

Pésima.

Pero no quería gastar en un Taxi, existen los autobuses pero por alguna extraña razón cuando subo en ellos tengo ganas de vomitar, me mareo muy fácilmente por lo que lo descarte enseguida.

Cuando por fin llego al Hospital recupero el oxígeno que perdí en todo el camino inhalando de manera profunda. Comienzo a toser al sentir que mis pulmones se llenaron de humo de auto. Nunca las cosas me salen bien.

Entro con paso despreocupado, hay mucha gente en la sala de emergencias. Un lugar perfecto para mi escena.

Camino hasta la recepcionista que me mira intentando reconocerme, lo deduzco por la manera que achica sus ojos y ladea la cabeza. Podría ser algo más discreta, pero como yo ni siquiera lo soy no puedo decir mucho sobre ello.

—Hola, vengo a ver al Doctor Scott.

— ¿Tienes una cita reservada? —Pregunta mirando su ordenador, niego con la cabeza—. Lo suponía, su horario de trabajo termina en cinco o cuatro minutos.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora