Capítulo diez

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El calor me esta por matar.

Abro los ojos y me quito las sabanas que cubren mi cuerpo ya que ahora lo siento sudoroso. Agosto está siendo demasiado caluroso.

Lo primero que noto al despertar es que estoy en el Motel, los recuerdos de anoche me inundan de una manera atroz.

Muchas cosas salieron a la luz ayer, que Scott en realidad es Ryan Scott, también que el Doctorcito se enteró de lo acosadora que puedo ser y lo último pero no menos importante es que somos "amigos".

Todavía no me creo que yo sea amiga de una persona tan seria como él, mi forma de ser tan extrovertida no creo que le simpatice mucho a Ryan.

No estaba en el sofá y como la puerta del baño estaba abierta deduje que no estaba en la habitación.

Me senté en la cama y estire mi cuerpo en un bostezo. Torcí mis labios y me lleve las manos hasta mi cabello que se sentía completamente enmarañado.

Debía lucir espantosa. Lo mejor será darme una ducha antes de que vuelva y me encuentre en estas fachas, es algo raro no poder cambiarme de ropa pero no puedo hacer nada...

La puerta se abre de golpe y yo me asusto tanto que me sobresalto y termino cayendo de la cama.

Caí de pecho y casi mi rostro termina contra el suelo. ¿En serio mi día tenía que empezar así?

— ¿Te caíste? —Pregunta con tono de burla.

—No, claro que no, solo estoy dándole un abrazo al piso, idiota.

Lo escucho reír y en segundo siento que me ayuda a levantarme.

—No puedo creer que seas tan torpe.

Me hago la ofendida.

—No soy torpe, solo algo desatenta.

Él niega con la cabeza y me señala las bolsas que consiguió.

—Salí temprano para llamar a la grúa, vino un mecánico y arreglo el problema dijo que unos cables se soltaron o algo así —Dice restándole importancia—. Y también pedí algo de café y donas para el desayuno.

Vi el café y sonreí, no creo que él lo sepa pero dio justo en el clavo con el café.

—Mi café favorito.

Él me mira sorprendido.

—Es el mío también.

Sonreí. Capaz si teniamos algunas cosas en comun despues de todo.

—Bueno —Digo dando un solo aplauso—. Voy al baño y luego vuelvo por ese café.

Él asiente y se recuesta en la cama creo que ahora me entraron ganas de dormir.

Sacudo mi cabeza y entro al baño antes de cometer alguna estupidez. Debería controlarme mejor luego de las estupideces que cometí ayer, la verdad no estoy para nada orgullosa de lo que hice. 

Cuando salgo del baño puedo ver como Ryan está acostado en la cama con los ojos cerrados, no puedo asegurar que está dormido aunque su pecho sube y baja de manera pausada.

Me acerco con pasos sigilosos hacia la cama y lo veo, sus pestañas son más largas que las mías. Me llevo la mano hasta el pecho fingiendo estar dolida. ¿Por qué mis pestañas no son así?

Me río de mí misma.

Mi risa hace que él abra los ojos, algo confundido me mira detenidamente pero luego se sienta en la cama y se tapa la boca ya que bostezó.

—Me quede dormido unos minutos —Dice frotandose los ojos.

— ¿Cómo no ibas a dormir? Seguro tu cuerpo se encontraba cansado por la posición incómoda de ayer.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora