Mi cuerpo cae en la cama y su cuerpo no tarda en subir sobre el mío sin llegar a lastimarme. Busca mis labios de manera desesperada, yo por el otro lado busco el dobladillo de su camiseta para sacarla. Me molesta, y más cuando necesito sentirlo por completo.
—Al fin te tengo solo para mí —Se aparta para quitársela él solo, la tira lejos y me permito babear por su torso desnudo.
¡Madre mía, que abdominales!
Mis dedos juegan un recorrido peligroso de arriba hacia abajo, su pecho sube y baja de manera rápida, me encanta saber que yo soy quien provoca eso.
—Necesitaba prestarte más atención a ti, no lo tomes a mal. Pero tu madre y Lena parecían que no se irían nunca.
Lo callo besando sus labios, muerdo el inferior y lo estiro haciéndolo gemir por lo bajo.
—Solo estábamos hablando, además me tuviste todo ese tiempo sobre tus piernas, abrazándome como un oso, o tal vez un lindo panda.
—Eso no me era suficiente —Muerde mi mandíbula logrando sacarme un jadeo por la sorpresa—, te necesitaba debajo de mí —Su mano se cuela por mi blusa cuando llega al prendedor de mi sujetador lo desprende y yo lo ayudo a quitármelo. Sonríe como un niño pequeño al que le dieron una tonelada de dulces y procede a morder mis pechos por encima de la tela. Gimo sin poder contenerme—, gimiendo y suplicando más —Termina por decir.
—Ryan... —Trago saliva cuando su otra mano cae en mi pecho libre y comienza a masajearlo. Mi espalda se arquea buscando más—. Dios mío vas a terminar matándome.
Se aleja un poco para soltar una carcajada, su risa me alegra totalmente y sonrío al verlo tan feliz.
—Te extrañe tanto —Murmura sobre mi boca, besa mis labios castamente. Labio superior y luego inferior, su mano que seguía en mi pecho vuelve a moverse y abro mi boca, lo que le da el momento perfecto para adentrar su lengua. Me va volver loca.
Su beso es; ardiente, posesivo, demandante tan malditamente pasional que solo quiero pasarme el resto de mi vida besándolo sin descanso. Nuestras bocas se devoran y sin esperar más yo me quito la blusa.
—Yo igual. También puede que el sexo... —Arque una caja—, bueno, si extrañe el sexo.
Él me mira con esa sonrisa de Doctorcito malote que tanto me gusta y suspiro justo cuando él también lo hace.
— ¿Te quitaras los pantalones o te los quitare yo?
—Alguien está ansiosa —Bromea pero se los quita con los bóxer completos, de paso se deshace de mis jeans y me mira con incredulidad al ver que llevo una tanga.
Debo admitir que no la tenía antes, pero cuando todos llegamos a mi casa use una excusa para subir arriba y cambiarme la ropa interior. Ya que la anterior que llevaba puesta era una de color amarilla algo ñoña que no seduciría ni a Bob Esponja.
—Estoy sorprendido.
—Esa era la idea, tonto.
Ahora sin ropa de por medio que moleste llevo mis manos hasta su erección que me hace tragar saliva. Cuando mi mano comienza a tocarlo él jadea y su respiración se entrecorta. Eso me pone más a mí y acelero mis movimientos. Su piel es caliente y a mi parte pervertida le encanta.
Sus labios recorren mi cuello, pero ahora lo hace con besos más torpes, yo lo vuelvo torpe. Aprieto con fuerza pero no la necesaria para lastimarlo, el gime en mi oreja mientras relamo mis labios.
Pero aparta mi mano mientras niega con la cabeza.
—Hoy no se trata de mí si no de ti —Y eso hace. Sus manos van a mi cadera acercándome a él y lleva su boca hasta mi pezón para chuparlo y lamerlo.
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La Pasión Por EL Chocolate #1
RomanceElla es Michaela Lancaster, una de las mejores tatuadoras de Los Angeles. Él es Ryan Scott, uno de los mejores médicos de Los Angeles. Ellos dos no tienen nada en común pero luego de una apuesta nuestro querido doctor se ve forzado a tatuarse el nom...